La gran derrota de Blatter en 'su' Mundial de Fútbol

Ningún Mundial de Fútbol organizado por la FIFA se encuentra tan vinculado a Joseph Blatter como el de Sudáfrica 2010. Ocurre que el arribo de Blatter a la presidencia de la Federación Internacional de Fútbol Asociado fue, en parte, gracias al voto africano en la organización, y Blatter debía pagar el favor. Por eso es tan importante que en 'su' Mundial, Blatter haya sufrido semejante revés.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El gran deseo del hombre es permanecer. En especial, el de los dirigentes que gozan de beneficios considerables. Pretenden que nada cambie.
En el caso de Joseph Blatter llegó a Sudáfrica interesado no solamente en pagar su favor a la confederación africana de fútbol porque le ayudó a llegar a la presidencia de la FIFA, y luego a permanecer, sino en asegurarse el voto africano para otro período más al frente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado.
Blatter no quiere una elección sino una unanimidad acerca de que la FIFA no tiene mejor dirigente que él, y en esa idea prevalece otra: el no-cambio, que todo siga igual. Por eso Blatter hizo tanto, en marzo y en mayo, para que no cambien las normas del fútbol profesional.
Blatter apoyó y hasta promovió que la tecnología fuese rechazada de los partidos de fútbol. Algunos afirman que mucha tecnología impediría 'amañar' resultados, pero ese no sería el problema de Blatter, quien está más allá de semejantes cuestiones.
Hay que entender al personaje: un administrador de empresas suizo que le da igual ser dirigente de hockey que de fútbol, deporte al que llega porque era ejecutivo de una empresa de relojes que patrocinaba unos Juegos Olímpicos en cuya organización trabó relación con Joao Havelange, Nº1 del fútbol mundial necesitado de introducir cambios para facturar más.
Blatter no quiere la tecnología porque, si fuese por él, 'congelaría' el tiempo: al frente de la FIFA alcanzó más privilegios de los que nunca soñó. Él ya es millonario y hasta tiene una fundación que lleva su nombre. Introducir la tecnología de modo que el fútbol sea más transparente es un riesgo enorme.
Pero acaban de ocurrir sucesos importantes y Blatter está a la defensiva. Y todo ocurre en 'su' Mundial. Además, el Mundial en que más dinero le quedará a la FIFA.
En verdad, los acontecimientos habían comenzado meses antes, con la espuria clasificación de Francia y el gol con la mano de Thiery Henri. La FIFA desoyó las críticas y el justo reclamo de Irlanda, el damnificado. La FIFA decidió o que Irlanda no tenía suficiente historia en el fútbol o que no había que sentar antecedentes. Y prevaleció la arrogancia de Blatter.
Ahora acaba de ocurrir x 2: el gol de Inglaterra que no fue cobrado y el gol en 'off side' de la Argentina a México.
Los ingleses se quejaron de que el árbitro uruguayo Jorge Larrionda no pitó un gol de Frank Lampard, que golpeó en el travesaño y luego rebotó dentro de la portería germana, una jugada que habría puesto un empate 2-2 en el marcador.
En plena tormenta por ese incidente, horas más tarde, la Argentina abrió su victoria ante los aztecas con un gol de Carlos Tevez, que llevó el balón a la red de cabeza en una jugada donde estaba en claro fuera de juego.
En ambos casos, la tecnología le jugó en contra a Blatter: 30 cámaras de TV por partido y la posibilidad de repetir las mejores jugadas en las pantallas gigantes digitales que se instalaron en los estadios, desnudaron las fragilidades arbitrales.
Con la discusión en caliente, la FIFA, ante la avalancha de preguntas en su comparecencia diaria ante los medios, insistió en evitar el asunto.
Esta actitud casi alérgica a que las decisiones se basen en nada que no sea la primera impresión de los árbitros, es constantemente comparada con la de los organismos que dirigen otros deportes.
Desde la famosa "foto finish", introducida en el atletismo para determinar el ganador de las carreras de velocidad hasta el "ojo de águila" del tenis, no son pocos los deportes que han recurrido a las innovaciones tecnológicas para dirimir los resultados.
En béisbol se utiliza un árbitro en cada base y se están viendo errores mayúsculos, el basquetball usa 3 árbitros en un espacio mucho más reducido que un campo de fútbol.
Los jueces podrían verificar jugadas como en el tenis, y hasta llevar pantallas portátiles de bolsillo para usarlos en caso de duda antes de tomar una decisión".
Pero Blatter insiste en que la tecnología va a deshumanizar el juego. Pamplinas. Él cree que con el no cambio demuestra autoridad.
Blatter volvió a intentar oponerse pero la tecnología lo continuará matando: ¿cómo impedir que las imágenes, que él intentó censurar en los estadios, no lleguen al público a través de los teléfonos digitales, que ahora incorporan la TV y la recepción de fotografías?
La modernidad aniquila la arrogancia de Blatter. Él no puede oponerse al cambio. Tiene que convivir con el cambio. Y todo eso le ocurre en 'su' Mundial.
Así, luego de decir que no, ahora dice que sí. El todopoderoso Blatter demuestra que es tan frágil como cualquier mortal y ante la presión de la opinión pública sentada frente a una pantalla de TV, tiene que retroceder y prometer que presentará "en octubre o noviembre" un nuevo plan para contar con un arbitraje de alto nivel.
¿Será cierto o solamente pretende volver a ganar tiempo?
No, Blatter no es tonto. Él sabe que si promete y no cumple, cuando vuelva a suceder -que no faltará mucho-, las críticas irán directamente contra él. Blatter tiene que organizar una respuesta, a su pesar.
"Queremos mejorar el arbitraje de los partidos", dijo ahora Blatter el martes, en un encuentro con las principales agencias de prensa.
Blatter indicó que el tema de la asistencia tecnológica a los árbitros, en principio sólo para los jugadas con 'goles fantasma', será estudiado por el organismo en una reunión en Cardiff los días 21 y 22 de julio.

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