Lavagna advierte cierta confusión regional, en las "consignas anti mercado, estatistas y proteccionistas"

Roberto Lavagna participa de las jornadas llamadas "En busca de un nuevo crecimiento", el seminario que se realiza entre el viernes 2 y el domingo 4 de julio, en Aix-en-Provence, cerca de Aviñón, Francia, organizado por la Faculté de Droit et de Science Politique, Université Paul Cézzane. Lavagna advirtió acerca de algo que le preocupa mucho, según explicó, y que involucra a países como la Argentina: "(...) la resistencia al cambio del pensamiento económico populista, que confunde medidas de emergencia con un cambio estructural en el sistema económico mundial, relanzando consignas anti mercado, estatistas y,en algunos casos, proteccionistas".

El siguiente texto intenta sintetizar la exposición de Roberto Lavagna:
"La Crisis internacional ha aportado dos hechos positivos:
i) el reconocimiento de que el conjunto de instrumentos económicos que debe usarse en condiciones excepcionales es mucho más amplio que los que en periodos de normalidad económica forman parte de las medidas tradicionales;
(la postergación de vencimientos de hipotecas; el estatización de entidades financieras;  los masivos aportes de capital a empresas en problemas, la capitalización obligatoria);
ii) el descubrimiento de que la realidad internacional y los pesos relativos en la economía mundial no eran los que se pensaban hasta la crisis;
(ahora se percibe que el peso de las economías en desarrollo es, en términos dinámicos, mucho mayor que el que se pensaba), y
 
iii) la aceptación de que ciertos problemas son insolubles fuera del marco global.  La interdependencia y la complementariedad son hoy indisolubles sin pagar grandes costos.
 
Estos hechos positivos quedan relativizados por la  persistencia de lo que es claramente la resistencia al cambio.

Con respecto al primer punto, dos hechos:
• resistencia al cambio del pensamiento económico tradicional que intenta volver rápidamente al curso considerado normal de la política económica, aun cuando el desempleo y la erosión de ingresos sigue afectando a la mayoría de la población;  
• en el otro extremo, menos relevante en el plano mundial pero significativo en los países en desarrollo, la resistencia al cambio del pensamiento económico populista que confunde medidas de emergencia con un cambio estructural en el sistema económico mundial, relanzando consignas anti mercado, estatistas y,en algunos casos, proteccionistas.
Con respecto al segundo:
• resistencia de los organismos financieros internacionales a modificar  la gobernabilidad de estos organismos. Muchos confunden cierta cosmética menor con los cambios efectivos que el sistema requiere. El G20 con sus reuniones, no alcanza a modificar el día a día de la gobernabilidad económica mundial. 
Sobre el último punto, no hay suficiente aceptación que ciertos problemas del pasado y posiblemente del futuro tienen que ver con no prestar  atención a los desequilibrios estructurales.  No es serio ignorar que la contrapartida de países fuertemente endeudados es el excedente de otros o, a la inversa, que la acumulación de reservas de algunos es el efecto del exceso de consumo y bajo ahorro de otros.
La globalidad requiere coherencia y el precio de no respetarla ha formado parte de la crisis de 2008-2009, de las tensiones actuales y formará parte de reacciones negativas para la economía mundial en el futuro si no se respeta esta regla. El proteccionismo económico razonablemente evitado en esta oportunidad, está siempre acechando, muchas veces de la mano de aspectos político sociales aun más negativos, como el rechazo de lo diferente."

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