Obama apuesta todo a un verano que estimule la economía

La ayuda del Gobierno estadounidense tendrá su tope entre julio y septiembre, y decaerá hacia finales de 2010. Los recursos para estimular el empleo a través de la infraestructura serán decisivos. Pero el tema es el sistema bancario, con tasas de interés casi 0%.

NUEVA YORK — El mercado laboral y la economía estadounidenses necesitan un impulso, pero el programa gubernamental de estímulos ya no podrá ayudar en la tarea.
Durante el verano boreal se aplicará el paquete de estímulos económicos, el cual registra un total de US$ 787.000 millones.
La presidencia de Barack Obama lo ha bautizado como el "Verano de la Recuperación", pues se renovarán más de 480.000 kilómetros de carretera, se emprenderán 2.800 proyectos hidráulicos y se climatizarán 120.000 casas.
Tras esa inyección, el estímulo comenzará a decaer, a pesar de que se prevé que la economía siga en estado crítico.
Cuando se aprobó ese 'paquete', en febrero de 2009, el mayor programa de estímulos otorgados en la historia del país se destinó a la ayuda de gobiernos estatales en apuros, empleándose en beneficios fiscales y beneficios para las personas desempleadas o de escasos recursos.
De acuerdo a datos federales, ya se ha entregado el 57% de los beneficios fiscales y el 60% de las ayudas asistenciales. Pero únicamente se ha aplicado el 43% del dinero que corresponde a financiar contratos, préstamos y subvenciones.
Ahora, el Gobierno estadounidense desea enfocarse a proyectos de infraestructura que generen crecimiento en el empleo.
Por ejemplo, el presidente Obama anunció 66 nuevos proyectos nacionales financiados con estímulos que, de acuerdo a las autoridades, crearán inmediatamente cerca de 5,000 empleos y promoverá el desarrollo económico a largo plazo.
Según el Gobierno, el mayor impacto de esta ley de estímulos económicos está por venir.
"A medida que avance el verano se hará evidente que esta puede ser la época más activa en lo que respecta a la recuperación de nuestra economía (la estadounidense). Hay proyectos financiados por la Ley de Recuperación a lo largo de todo el país que están creando empleos de calidad para los estadounidenses y crecimiento económico para los negocios, grandes y pequeños. Este verano será sin duda el Verano de la Recuperación Económica" escribió en un blog de la Casa Blanca el subsecretario del Departamento de Vivienda, Ron Sims.
De acuerdo a la Casa Blanca, el programa de estímulos ha financiado hasta la fecha entre 2.2 millones y 2.8 millones de empleos. Y para final de año, habrá servido para crear o mantener al menos 3.5 millones de plazas laborales.
Sin embargo, es casi imposible saber cuánta gente le debe su trabajo al estímulo gubernamental.
Para Brian Bethune, economista jefe de la firma de análisis IHS Global Insight, esas proyecciones son demasiado optimistas.
Aunque él admite que el paquete de estímulos ha impulsado la economía, también cree que equivale a un incremento del 1% en el PIB del primer trimestre, y no al aumento del 2.5 a 2.9% estimado por los asesores económicos de la Casa Blanca.
Hay, además, varios factores que obstaculizan la ley de Recuperación. Uno importante es que los presupuestos de los estados se encuentran en tan mala condición que continuarán reduciendo empleos y recortando el gasto a pesar de las inyecciones de estímulos.
Los contratistas también tienen que sortear muchos trámites para conseguir fondos del paquete de estímulos, indica John Slye, analista de Input (firma de análisis de mercado especializada en contratistas del Estado). De allí que sólo se haya distribuido un pequeño porcentaje del los fondos para proyectos de infraestructura.
Los fondos del estímulo destinados a infraestructura se agotarán mayoritariamente a fines de 2010, señala Ken Simonson, economista jefe del organismo Associated General Contractors of America (Contratistas Generales Asociados de América). Simonson teme que ello resulte en un decremento a largo plazo en la actividad de la construcción.
"No creo que el estímulo será el motor de la economía o reemplazará al sector privado. Pienso que la economía seguirá creciendo, pero tengo menos confianza ahora que hace unos meses".
Dudas
Al rebajar los tipos de interés casi hasta cero, la Reserva Federal (Fed) ayudó a impedir el colapso económico. Sin embargo, ante la debilidad de la recuperación, a muchos les preocupa que la alta flexibilidad de la política monetaria esté convirtiendo a la Fed en un agente de la deflación.
La pregunta es por qué los bancos no están dando créditos, especialmente a las pequeñas empresas que son el motor del crecimiento.
Una de las respuestas es que no hay demanda de préstamos. No cabe duda de que es un factor.
Sin embargo, la falta de oferta también puede ser responsable en parte –y no sólo porque el riesgo crediticio sea alto–.
Ronald McKinnon, un profesor de Economía de la Universidad de Stanford, afirma que los tipos de interés próximos a 0% frenan el mercado interbancario, lo que afecta al crecimiento de los créditos.
Él razona que los grandes bancos no conceden préstamos a los más pequeños porque la ridícula rentabilidad que se les ofrece no compensa el riesgo potencial que asumen.
Es un problema especial, señala McKinnon, porque muchas pequeñas empresas acceden a préstamos mediante líneas de crédito. Los bancos no las ampliarán a menos que sepan que pueden acudir al mercado interbancario posteriormente. Según los datos de la Fed, el importe de los créditos interbancarios pendientes a finales de mayo rondaba los US$ 160.000 millones, lo que suponía una caída del 60% en un año.
David Malpass, presidente de Encima Global, explica: "Los bancos exponen que hay poca demanda, pero se trata de una calle de doble sentido".
Los bancos, por su parte, están reduciendo los créditos y acumulando fondos.
Según muestran los datos de la Fed, su cartera de bonos del Tesoro y otra deuda gubernamental aumentó un 19% con respecto al año anterior.
 
Los préstamos comerciales e industriales cayeron 18%.
Las pequeñas y medianas empresas han sido las más afectadas. En el primer trimestre, la deuda pendiente de pago de las pymes cayó en cerca de US$ 70.000 millones, según los datos de la Fed, mientras que las grandes compañías veían su deuda incrementarse en US$ 100.000 millones.
La reticencia a dar créditos es comprensible. Los bancos tienen acceso a dinero barato con el que pueden obtener considerables beneficios invirtiéndolo en deuda gubernamental de mayor rentabilidad, lo que se conoce como carry trade.
Esto contrasta con las consecuencias que los tipos de interés casi cero tienen sobre los inversores, que se vieron empujados hacia los activos de riesgo so pena de no obtener rendimiento alguno por su dinero.
Encareciendo el dinero se correría el riesgo de dañar a la economía, ya que algunas empresas y particulares pagaron más por la tasa flotante de su deuda. Pero podría compensar a los bancos que aumenten sus préstamos en el mercado interbancario. Los bancos, por su parte, verían reducirse los beneficios de sus seguras operaciones de carry trade, lo que podría animarles a buscar rendimientos más altos con los préstamos tradicionales.
En ese caso, "la subida de tipos podría tener un efecto inflacionista", comenta Joseph Mason, profesor de Finanzas de la Universidad del Estado de Luisiana.
Es poco probable que la Fed, pese a su actual tendencia a la experimentación, adopte un enfoque tan poco ortodoxo. Pero el banco central debe considerar las consecuencias imprevistas de su agresiva política monetaria.

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