Cristina en Beijing cuando hay gran debate salarial en China

En China, al igual que en la Argentina, hay un gran debate salarial. Pero en la Argentina ocurre por la considerable inflación en ascenso mientras que en China es como consecuencia del crecimiento sostenido. El crecimiento del consumo se considera compatible con el ciclo económico. Sin embargo, el Diario del Pueblo, vocero del Partido Comunista Chino, tituló la siguiente nota de un investigador en la Fundación de Estudios Internacionales y Estratégicos de China: "Todavía no es la hora del adiós para los bajos salarios".

BEIJING ( Diario del Pueblo). El Consejo de Estado exhortó en fecha reciente a los departamentos pertinentes a redoblar esfuerzos dirigidos a elevar los salarios mínimos de los trabajadores menos remunerados de la nación.
Ésta ha sido la más reciente gestión encaminada a transformar el 'statu quo'; es decir, el de los sueldos de los trabajadores, que marchan a la zaga de los ingresos que perciben los funcionarios del Gobierno, especialmente en las áreas monopolizadas por el Estado.
La decisión del Gabinete coincidió con una avalancha de informaciones de prensa según las cuales hay escasez de personal en plantas fabriles de Shanghai, Guangzhou, Shenzhen y otras regiones costeras.
Ese escrutinio intensivo de los medios informativos, junto con las decisiones de las compañías Foxconn y Honda, de elevar perceptiblemente los salarios mínimos de su personal en la parte continental, ha sembrado en algunos la creencia de que ha llegado la hora de decir adiós a los días de la mano de obra barata en China.
A semejante estado de opinión se han sumado asimismo algunas publicaciones extranjeras, tales como el diario inglés Financial Times.
¿Pero cuán cierta es esa posibilidad?
Las masivas corrientes de trabajadores estándares que trabajan, a menudo por sueldos ínfimos, han contribuido al rápido crecimiento de la economía china en las últimas décadas.
Debido a la disminución de la proporción del total de salarios con respecto al Producto Interno Bruto (PIB), los niveles de sueldos medios del país también se han desplomado considerablemente.
Algunos factores complejos, que se extienden, se ubican en el centro de esa situación:
> la influencia de una economía planificada,
> las carencias que persisten en las salvaguardias legales de los trabajadores chinos, y
> la escasa comprensión de los empleados sobre sus derechos e intereses.
Algunos han procurado contestar a esta pregunta desde la perspectiva de la ética y las responsabilidades corporativas.
Sin embargo, todos estos factores sólo explican parcialmente las razones para la existencia de bajos salarios en el país.
La ley del mercado nos dice que el precio de la mano de obra - o los salarios – lo determina principalmente la proporción entre la oferta y la demanda.
Los salarios declinarán una vez que la oferta de mano de obra exceda la demanda del mercado, y aumentará en caso contrario.
Como país con 1.300 millones de habitantes, a China le sobra la oferta de mano de obra.
La marcha acelerada de la urbanización del país ha propiciado el flujo de centenares de millones de trabajadores desde las áreas rurales menos desarrolladas hacia las ciudades.
Como resultado de esta migración, la oferta de mano de obra de China ha excedido con mucho a la demanda del mercado y los salarios de los trabajadores comunes se han mantenido comparativamente más bajos durante mucho tiempo.
De modo paralelo, los sindicatos del país han sido incapaces de proteger los intereses y derechos legítimos de estos obreros.
La nación tiene todavía pendiente instalar un mecanismo eficaz dirigido a facilitar las negociaciones entre los empleados y los patrones, en procura de mejoras salariales y otras medidas de bienestar.
En el mercado laboral de China, donde la oferta excede la demanda, los empleados comunes suelen estar en desventaja a la hora de negociar condiciones con sus patrones.
Muy a menudo, esos empleados pueden ser substituidos por otros que esperan por una oportunidad, si quienes les anteceden declinan aceptar la estructura salarial existente.
Hay pocas posibilidades de que cambie esta situación mientras se mantenga el actual panorama de oferta y demanda de mano de obra en el país.
La carencia de un mecanismo bien desarrollado para determinar el pago también carga con parte de la responsabilidad por las frecuentes condiciones de bajos salarios que predominan en China.
Los asalariados actuales de China pueden ser categorizados principalmente en 3 grupos.
> El 1er. grupo abarca a los ejecutivos empresariales, la mayor parte de los cuales disfrutan por lo general de generosos sueldos anuales.
> El 2do. grupo incluye a los servidores públicos y a otro personal administrativo, cuyos ingresos suelen integrarse por salarios básicos más primas, que resultan con frecuencia el grueso de la remuneración.
> Los empleados estándares, el más extenso grupo de asalariados, componen el 3er. grupo, y sus rentas dependen sobre todo de sueldos básicos mensuales, en los cuales las primas constituyen apenas una proporción pequeña de la estructura de pago.
La estructura salarial ha conducido a enormes brechas en los ingresos de los diversos grupos laborales del país.
También se ha convertido en uno de los asuntos más difíciles de regular para el Gobierno.
Además de los 2 factores antedichos, el nivel desigual del desarrollo económico nacional es también responsable de que prevalezca la situación de bajos salarios.
Las experiencias de los países desarrollados sugieren que la actualización de la estructura industrial de un país, junto con mejoras derivadas de la misma para elevar el nivel de enseñanza y las habilidades laborales de los empleados, catalizará su transición de la etapa de bajos salarios a otra de altos ingresos.
En este proceso, la industria de mano de obra intensiva se transformará en suministradora de servicios de valor añadido.
Tal transformación significa la eliminación de algunas industrias atrasadas y la elevación de la calidad y las técnicas de trabajo.
Sin embargo, las cosas continuarán siendo diferentes en China.
Para un país en vías de desarrollo tan vasto y con una población enorme, es impracticable eliminar la enorme cantidad de industrias dependientes de la mano de obra intensiva, principal fuente de empleo para muchos.
China debe trasladar algunos de sus sectores de mano de obra intensiva desde las áreas costeras desarrolladas a las regiones centrales y occidentales extensas y comparativamente menos desarrolladas, un proceso que, lejos de eliminar el panorama de bajos salarios, acentuará dicha situación.
El Gobierno chino ha adoptado una serie de medidas rigurosas para intervenir en las relaciones entre mano de obra y capital, con el objetivo de permitir el incremento salarial de los empleados, pero no se espera ningún progreso obvio en un futuro próximo, dada la lentitud con que suelen operar las políticas o regulaciones del Gobierno.
El país tendrá que pasar por un largo proceso antes de que pueda adoptar un nuevo y más razonable sistema salarial, y entonces hacerlo funcionar.
Bajo estas circunstancias, sigue siendo demasiado temprano concluir que se ha terminado la era de "la mano de obra barata" en China.

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