Telefónica desistió de su oferta de compra de la brasileña Vivo

Telefónica informó que considera extinguida su oferta para comprar el 50% de la holandesa Brasilcel, participada por la compañía española y por Portugal Telecom, propietaria del 60% de la brasileña Vivo.

Telefónica comunicó como "hecho relevante" a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), según informó el secretario general y del Consejo de Administración de la compañía española, Ramiro Sánchez de Lerín, que ya no avanzará en el intento de control de la empresa de telefonía móvil brasileña Vivo, que era su proyecto para convertirse en la Nº1 de ese mercado.
Según esta comunicación a la CNMV, Telefónica desiste de su oferta al no haberla aceptado el Consejo de Administración de Portugal Telecom, dentro del plazo fijado.
El Consejo de Administración de Portugal Telecom concluyó su reunión extraordinaria sin ninguna decisión en torno a la venta de la brasileña Vivo a Telefónica, cuya oferta de €7.150 millones expiraba hoy (17/07).
El Gobierno portugués mantenía el bloqueo a la venta del 30% de la brasileña Vivo que controla Portugal Telecom (PT) porque considera que no se han producido novedades sobre la oferta de Telefónica.
Mientras el consejo de administración de PT celebraba una reunión de último momento centrada en la frustrada operación, el Ejecutivo luso dejó claro que los directivos de esa empresa deben cumplir su "misión" y velar por los intereses de los accionistas.
Entre ellos se encuentra el Estado portugués, que con su acción de oro en el antiguo monopolio luso de las comunicaciones vetó la venta de Vivo aprobada por el 73,9% de los votos emitidos en la asamblea de la sociedad celebrada el pasado 30 de junio.
Según fuentes de Portugal Telecom citadas por diversos analistas, su consejo, reunido durante cuatro horas a puerta cerrada, no pudo tomar ninguna decisión sobre la operación, con lo que dejó en manos de Telefónica la posibilidad de ampliar o negociar su oferta.
Finalmente, la compañía ha tirado la toalla.
Telefónica, que hizo una primera oferta de €5.700 millones en mayo, amplió del 2 al 16 de julio el plazo de su nueva oferta de €7.150 millones tras el veto del Gobierno portugués a ésta en la anterior asamblea de accionistas, cuando la venta logró el respaldo del 73,9% de los votos emitidos.
El gobierno portugués, también accionista de Portugal Telecom, utilizó la 'acción de oro' para impedir la venta, pero el 08/07 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que es "ilegal". Entonces el Ejecutivo luso dijo que respetaría esta sentencia pero buscaría todas las opciones posibles "para salvaguardar el interés nacional".
Pese a la oposición gubernamental hasta hoy, la dirección de Portugal Telecom abrió las puertas a Telefónica para seguir negociando la posible venta.
La venta de la participación de Vivo a la operadora española contaba con el apoyo del principal accionista luso de Portugal Telecom, el Banco Espírito Santo. Su presidente, Ricardo Salgado, declaró al 'Jornal do Negocios' que con esta venta se podría "comenzar una nueva vida" en Brasil.
La entidad portuguesa, que posee un 8% del capital de Portugal Telecom, admitía que la colaboración con Telefónica a través de Brasilcel, con la que controlan a medias el 60% del capital de Vivo, "está agotada", por lo que era mejor reinvertir en Brasil.

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