Fábrega, la voz monetaria de Néstor (o el ocaso de Mercedes)

Mercedes Marcó del Pont es presidente nominal del Banco Central de la República Argentina. Ella ingresó en lugar de Martín Redrado, negándole a éste la autonomía que reclamaba, y entonces Marcó del Pont debe aceptar todas las decisiones de los Kirchner, a quienes no frecuenta como sí lo hace Juan Carlos Fábrega, presidente del Banco de la Nación Argentina.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Mercedes Marcó del Pont era presidente del Banco de la Nación Argentina y Juan Carlos Fábrega era, desde bastante antes, el gerente general de la entidad, pero también el verdadero responsable de las decisiones operativas y políticas.
Ocurre que Fábrega tiene relación directa con Néstor Kirchner desde los días en Santa Cruz mientras que Marcó del Pont llegó a los Kirchner vía Alberto Fernández, y tiene usos y costumbres diferentes a las que blanden los Kirchner.
Hoy día Fábrega es presidente del Banco Nación y Marcó del Pont es titular del Banco Central pero es cada vez más evidente que él accede a los Kirchner y ella no.
Por lo tanto, hay un corrimiento entre los ejecutivos de bancos: todos quieren hablar con Fábrega y muy pocos con cualquiera de los directores del Banco Central.
No obstante, hay cuestiones más complejas de política monetaria que comienza a demostrar que Fábrega es más que Marcó del Pont.
Ella 'filtró' vía el diario La Nación, durante los últimos días de julio, que impulsaba una subida en los encajes de las entidades bancarias, en un intento por absorber pesos del sistema y frenar una subida de precios.
El encaje bancario, que se ubica en 19%, es el dinero que deben tener inmovilizado las entidades por los depósitos que reciben.
Pero los Kirchner rechazaron la insinuación de Marcó del Pont. Horas después, Guillermo Laborda escribió en el diario Ámbito Financiero:
"(...) Pero lo relevante fue que Cristina de Kirchner rechazó la propuesta tras una consulta con el titular del Banco Nación, Juan Carlos Fábrega. "Ello va a hacer subir las tasas", respondió el funcionario, lo que inmediatamente hizo archivar esa medida. (...)".
Es correcta la apreciación de Marcó del Pont, avalada por los economistas del Banco Central.
Lo acaba de ratificar Juan José Llach en La Nación:
"(...) La más sonora nota discordante la da la inflación, que llegará este año a 25%, la 2da. entre las más altas del mundo luego de Venezuela.
El Gobierno sigue desechando la opción más lógica de hacer un programa de estabilización porque se niega a admitir las falsedades del Indec, aunque tal vez intentará en 2011 algún programa cosmético de cara a las elecciones.
Otra alternativa era seguir como hasta ahora, usando al tipo de cambio como ancla, cumpliendo el programa monetario y desacelerando un poco el gasto fiscal.
Ambas permitirían reducir gradualmente la inflación, consiguiendo idénticos resultados en los ingresos y gastos reales con menores aumentos nominales.
En cambio, con las decisiones recientes de aumentar las jubilaciones, la asignación por hijo y el salario mínimo sin programa estabilizador se insinúa una peligrosa indexación de la economía.
Es indudable la justicia y la legalidad de estos aumentos.
Pero uno de los dramas de la inflación es, precisamente, la necesidad de aumentarla para hacer una justicia que ella misma se encargará de hacer efímera, como ocurre ahora mismo con las jubilaciones. (...)".
Pero los Kirchner opinan muy diferente porque priorizan su recuperación de imagen positiva y caudal electoral posible, mientras que Marcó del Pont, que no es candidata a nada, expresa la opinión técnica del Banco Central. En tanto Fábrega es un vocero directo de los Kirchner.
Tal como lo recordó Labora, "(...) Sería un hecho menor (N. de la R.: ¿menor?), si no fuera porque en septiembre se debe decidir la continuidad de parte del directorio de la entidad, Marcó del Pont incluida.
Consultados por Ámbito Financiero, senadores de la oposición aseguraron que no hay posibilidad –"hoy" resaltaron– de que se apruebe el pliego de la actual titular del BCRA. (...)".
¿Senadores de la oposición o senadores del propio oficialismo?
En este contexto, las entidades nucleadas en la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina (Abappra) se reunieron para debatir los proyectos presentados en el Congreso para reformar la Ley de Entidades Financieras, comenzando por el de Carlos Heller, diputado nacional neokirchnerista, presidente de Credicoop, un amigo de Abappra.
El presidente de Abappra es... Juan Carlos Fábrega, titular del Banco Nación, quien confirmó el encuentro de trabajo.
"Hasta ahora hemos trabajado sobre el proyecto de Heller pero por supuesto vamos a estudiar detenidamente los proyectos que presentaron tanto Gerardo Millman como Federico Pinedo", dijo Fábrega.
Y él adelantó que buscarán incorporar un sistema de incentivos para aquellas entidades que direccionen su fuerza prestable a la economía real, puntualmente a las pequeñas y medianas empresas.
"Estamos pensando en sumar algunas sugerencias entre las que se encuentra una modificación a los encajes bancarios", dijo Fábrega.
No es el proyecto Marcó del Pont, quien pretende aplicar encajes en función de la política antiinflacionaria.
Fábrega pretende -o sea Néstor Kirchner quiere- encajes diferenciales, según la política crediticia de cada entidad bancaria, o sea más bien para mantener la actividad económica sin reparar en la inflación.
Para los Kirchner, no es tiempo de pensar en la inflación sino en su suerte electoral 2011.
Podrían estar cometiendo un grave error.
Javier Blanco escribió en el diario La Nación:
"Los elevados niveles de crecimiento de la economía argentina no parecen suficientes para mejorar la situación social.
Al menos así lo percibieron 72,7% de los consultados por el Centro de Economía Regional y Experimental (CERX) para la Encuesta de Percepciones de Pobreza y Bienestar, que aseguran no ganar lo que necesitan para subsistir, un concepto que la directora de esa entidad, Victoria Giarrizzo, define como "pobreza subjetiva".
Se trata del porcentaje más elevado para la primera mitad de un año desde que el CERX comenzó a realizar este estudio que periódicamente efectúa desde diciembre de 2005 hasta la fecha.
La percepción de pobreza va en persistente crecimiento desde que la inflación comenzó a acelerarse en 2006, aunque el Gobierno intentó tapar el fenómeno con la intervención del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y la alteración de sus mediciones.
Mientras en la primera parte de 2006 el 63,3% de la gente declaraba que sus ingresos no le alcanzaban para subsistir, ese porcentaje no dejó de subir hasta llegar en junio pasado (fecha de la encuesta que tuvo lugar en el Gran Buenos Aires) al 72,7% de los consultados (ver infografía).
Los datos contrastan con la mirada condescendiente que el líder de la Confederación General del Trabajo (CGT) tuvo ayer sobre la inflación, fenómeno al que definió como "controlado" e incluso llegó a arriesgar que "facilita la movilidad social".
"Es peor la inflación cero con ajuste, como proponen estos economistas, que la inflación actual, que permite la movilidad social", afirmó Moyano, en un contacto con Radio del Plata. Se supone que se refería a una movilidad social ascendente, aunque no lo aclaró.
Tomando esa acepción, el relevamiento del CERX no deja lugar a dudas: parece darles la razón a quienes alertan que el fuerte y sostenido crecimiento de la economía en los últimos años (a excepción de 2009) no fue suficiente para mejorar la situación social.
Datos concluyentes
La brecha promedio entre el ingreso efectivamente percibido y el necesario para cubrir los gastos básicos, según el CERX, llega al 34%. "El monto mensual promedio que requieren los hogares relevados para subsistir ronda los $ 3511, frente a $ 2620 que actualmente reciben, y sólo 6,9% de los hogares dice que puede subsistir con la canasta valorada por el Indec", alerta.
Frente a 2009, la percepción de pobreza subió 2,6 puntos (de 70,8 a 72,7%), en tanto que el 58,1% de la población dice sentirse igual que el año pasado (lo que demuestra que los aumentos salariales y de jubilaciones por efecto de la inflación devinieron en simples recomposiciones); mientras 22,2% se siente más pobre y sólo 19,8% percibe haber mejorado.
Giarrizzo reconoce que la percepción de pobreza no es un fenómeno nuevo en el país. Pero se manifiesta sorprendida porque sea cada vez más generalizada cuando "la economía crece a tasas elevadas, la desocupación se ubica cerca de sus mínimos históricos" e incluso se implementaron programas de ayuda social inéditos como la denominada asignación universal por hijo."

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