Secretos de la venta de Wachovia (que evitó otra crisis)

Bob Steel, CEO de Wachovia, negoció uno de los más importantes acuerdos durante la crisis económica. Steel encabezó las negociaciones y evitó la caída de Wachovia, algo que habría causado riesgo sistémico. Wachovia evitó las dañinas tácticas de otros bancos y construyó una buena reputación. Así lo relató la revista Fortune:

CIUDAD DE BUENOS AIRES ( Fortune). Bob Steel, presidente ejecutivo de Wachovia, y el teniente David Carroll se reunieron una mañana de  domingo con Dick Kovacevich en su suite de The Carlyle, un hotel Art Decó en  Manhattan, que ha recibido huéspedes tan notables como presidentes de EU y la Princesa Diana de Gales.
Kovacevich fue uno de los banqueros más respetados de la industria, y su reputación crecía a medida que sus rivales se derrumbaban. En lo que fue quizá su mayor señal de éxito, Warren Buffett fue el mayor inversionista de Wells Fargo.
En 2007, Kovacevich dejó como CEO a John Stumpf, pero se quedó como presidente. Iba a dejar ese puesto y jubilarse a fin de año. Esta iba a ser su última oportunidad para un negocio que cambiaría el juego.
En la reunión de aquel domingo, Kovacevich le reiteró a Steel que creía que Wells podía hacer una oferta de acciones por todo Wachovia sin ayuda del gobierno, en espera del resumen del banco de los registros de Wachovia. El precio de Wells Fargo no estaría en el rango de los US$ 20 la acción, dijo Kovacevich.
Steel y Carroll salieron de la junta con optimismo. El debate en Wachovia era si la oferta de Wells se acercaría más hacia los US$ 10 ó US$ 20 por acción.
Para la tarde, Wells ya se sentía cómodo con la opción de portafolio de hipoteca de tasa flotante, pero al equipo crediticio le preocupaban algunos de los préstamos comerciales del banco. Wells tenía buena experiencia en el negocio hipotecario, pero poca en la banca corporativa o de inversiones.
Los oficiales de Wachovia trataron de calmar cualquier preocupación, pero empezaban a preocuparse por el menguante entusiasmo de Wells Fargo.
Kevin Warsh, de la Reserva Federal en Washington, habló con Steel y Kovacevich ese fin de semana.
El domingo, luego del desayuno, Steel parecía optimista con lograr el trato de Wells. Para Kovacevich, Warsh reiteró el mensaje que le había mandado a Goldman Sachs cuando miraba a Wachovia una semana antes: si Wells estuviera dispuesto a pagarte un precio de acción positivo, la Reserva podía ayudar a facilitar las pláticas, sobre todo porque era el principal regulador que aprobaba esta clase de negocios bancarios.
Pero si el banco si no lo estuviera, Kovacevich tenía que hablar con Sheila Bair, Presidenta de la FDIC (la Corporación Federal de Seguros de Depósitos), cuya agencia contaba con procedimientos para tratar con bancos que están por quebrar.
Mientras Wells ejercía más diligencia debida, el precio que Kovacevich le dijo a Warsh que estaba dispuesto a pagar seguía bajando. Para la tarde, ya no quería negociar sin la ayuda del gobierno.
En la Reserva se debatía si Wachovia debía ser entregada a la FDIC si no podían llegar a un acuerdo solos. Al final, decidieron que la FDIC tratara el tema de Wachovia.
Esa tarde, Bair esperaba para saber si Wells compraría Wachovia, pero nunca recibió noticia. Trató de contactar a John Stumpf, el CEO de Wells Fargo. Stumpf le dijo que no había trato.
Empezó a avisar a su personal y fue a la sede central de la FDIC en Washington.
En su oficina, Bair recibió una llamada de Ben Bernanke. La Reserva estaría dispuesta a tomar una determinación de "riesgo sistémico " relacionado a Wachovia.
La FDIC debía usar la forma "menos costosa" de ayudar a bancos que están por quebrar. La ayuda a bancos abiertos estaba prohibida ya que beneficiaría a accionista.
Pero una ley permitía a la FDIC hacer una excepción en caso de riesgo sistémico al sistema financiero. Hasta este momento, no se había usado esta excepción.
Tras hablar con Bernanke, Bair recibió una llamada de Josh Bolten, el jefe de gabinete de George W. Bush, Josh Bolten, ex banquero de Goldman Sachs. La Casa Blanca también apoyaba una determinación de riesgo sistémico. Pero ahora la FDIC debía lidiar con el colapso de Wachovia.
El personal de administración judicial de la FDIC llamó a Citi y a Wells para avisarles que iba a recibir licitaciones esa noche para una transacción asistida por el gobierno. Había que llegar a un acuerdo para el lunes de mañana.
A las 19:00, Kovacevich llamó a Steel, quien esperaba con el equipo de Wachovia en Manhattan. Wells no estaba preparado para hacer negocios a tan corto plazo sin ayuda gubernamental, le dijo el presidente de Wells Fargo a Steel.
Fue un golpe desgarrador para un grupo que pensó estar cerca de un acuerdo luego de ver trato tras trato derrumbarse en las últimas dos semanas.
Estaba pasando lo impensable. El banco podría quebrar.
Poco después, Bair llamó a Steel.
El gobierno había determinado que Wachovia era un riesgo para el sistema financiero, y la FDIC planeaba usar sus poderes de asistencia a bancos abiertos.
La FDIC había contactado a licitantes y llamaría para dar los resultados.
El  atasco de horas de espera finalmente se rompió cuando analistas de la FDIC determinaron que lo más posible sería que el costo del paquete de Citi fuera de cero.
A las 4:00 de la mañana del lunes 29 de septiembre, Bair declaró a Citi ganador de la subasta.
Wachovia tenía pocas horas para asentir a un "principio de acuerdo" no vinculante que presentaba los términos básicos de la transacción. Bajo esta oferta, Citi adquiriría las operaciones bancarias de Wachovia por US$ 2.160 millones en efectivo de Citi y/o acciones, en esencia, a US$ 1 por acción, mientras que la FDIC asumiría hasta US$ 42.000 millones en pérdidas sobre US$ 312 millones en activos.
Wachovia siguió empujando a Citi a comprar toda la compañía, pero fue rechazado. Quedaría una holding independiente de Wachovia compuesta de la gestión de activos y casas de bolsa luego de que Citi sacara las operaciones bancarias.
A las 6:04 a.m., Bair encabezó una reunión de directivos de FDIC board meeting para aprobar el acuerdo. Más de 25 oficiales participaron en persona o por teléfono.
Como el personal avisó que las unidades bancarias de Wachovia estaban en "peligro de incumplimiento," los cinco directivos de FDIC acordaron unánimemente  aprobar el trato con Citi, ya que la quiebra de Wachovia tendría "efectos adversos serios en las condiciones económicas o la estabilidad financiera."
El secretario de la Tesorería, Henry Paulson, quien limitaba su contacto con Wachovia porque Bob Steel había sido uno de sus tenientes, se había ido a dormir creyendo que el banco sería vendido a Wells. Eso significaba que uno de sus asistentes, David Nason, debía llamar a Josh Bolten en la Casa Blanca para oficialmente obtener el consentimiento de riesgo sistémico del presidente.
Los directivos de Wachovia se reunieron por teléfono a las 6:30 de la mañana. Steel explicó la situación: Wachovia tenía que firmar el principio de acuerdo con Citi y la FDIC o enfrentar la idea de ser puesto en suspensión del contrato fiduciario. La junta no veía mucha opción. Apoyaron el trato con Citi por unanimidad.
La reunión duró hasta las 7:30 e la mañana, lo cual dejaba sólo media hora hasta la hora en que la FDIC planeaba anunciar el acuerdo públicamente. Los abogados de una firma externa de Citi, Davis Polk & Wardwell, mandaron mails sobre el principio de acuerdo no vinculante y un segundo documento.
Sherburne firmó el principio de acuerdo pero preguntó por el segundo documento. Un abogado dijo por teléfono en altavoz que era un contrato de exclusividad prohibiendo a otras partes hablar sobre el acuerdo.
"Lo tengo que leer," dijo Sherburne.
"Sólo fírmelo, sólo fírmelo" dijo el abogado.
"No voy a firmar nada que no haya leído," exclamó antes de pasar las hojas.
Sherburne notó que el acuerdo de exclusividad no tenía fecha de término. Firmó uno para una semana después (6 de octubre, 2008) y garabateó sus iniciales.
A las 7:55 de la mañana, Sheila Bair mandó un email con sólo un encabezado a la junta directiva de FDIC: "Directivos de Wachovia y Citi aprobaron los términos de la transacción."

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