Contradictorio: Tony Blair lamenta las muertes en Irak pero apoya una eventual invasión a Irán

El ex primer ministro británico, Tony Blair, dijo que su país debe estar preparado para enfrentar a Irán militarmente en caso de que el país persa tenga armas nucleares. Durante la presentación de su autobiografía, el ex primer ministro destacó además que lamenta las pérdidas de vidas humanas causadas por la invasión a Irak en el 2003, aunque insistió con que la decisión de derrocar a Saddam Hussein fue la correcta.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - El ex primer ministro británico Tony Blair no descartó la opción militar contra Irán si el país de Medio Oriente desarrolla armas nucleares, en una entrevista con la BBC.

"Creo que es totalmente inaceptable que Irán tenga capacidad armamentística nuclear y que tenemos que estar preparados para hacerle frente, si es necesario militarmente", aseguró en extractos difundidos antes de la difusión de la entrevista esta noche.

"Pienso que no hay alternativa a esto si continúan desarrollando armas nucleares. Deben recibir este mensaje alto y claro", agregó reiterando amenazas de USA e Israel.

En los últimos años, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó seis resoluciones en contra de Irán, cuatro de ellas acompañadas de sanciones, en contra de Irán por negarse a suspender el enriquecimiento de uranio.

Las potencias occidentales acusan al régimen de Teherán de intentar fabricar armas atómicas utilizando como tapadera su programa nuclear, aunque éste siempre lo ha negado.

Por otro lado, Blair "lamenta profundamente" los muertos causados por la guerra de Irak, pero insiste en defender la polémica invasión de ese país en el año 2003, según sus memorias, largamente esperadas y que salieron a la venta este miércoles.

En el libro, que lleva por título 'A Journey' ('Un viaje'), el ex primer ministro aborda asimismo la compleja relación que mantuvo durante la década que permaneció en el poder (1997-2007) con su ministro de Economía y luego sucesor Gordon Brown, a quien acusa de la reciente derrota laborista, y en una de las revelaciones más inesperadas que las presiones del cargo le llevaron a "apoyarse" en el alcohol.

En cuanto a la guerra de Irak, que empañó su última etapa en el poder, el ex primer ministro habla de la "angustia" que sintió y todavía siente ante los familiares de las víctimas del conflicto iraquí. "Lo siento profundamente" por todos los que murieron, no sólo los militares británicos sino también los estadounidenses y otros aliados de la coalición, así como por los ciudadanos iraquíes, diplomáticos y hasta rehenes.

Blair, hoy de 57 años, afirma sin embargo que "no puede lamentar la decisión de ir a la guerra", aunque "nunca pudo imaginar la pesadilla que se desarrolló" después. El ex primer ministro mantiene también que derrocar al presidente iraquí Sadam Husein fue la decisión correcta, incluso si al final falló la principal justificación al no encontrarse armas de destrucción masiva.

"En base a lo que sabemos sigo creyendo que dejar a Sadam en el poder era un riesgo más importante para nuestra seguridad que derrocarlo, y que aún cuando las repercusiones hayan sido terribles, podría decirse que la realidad de Sadam y de sus hijos a cargo de Irak habría sido peor", escribe.

Admite que aunque "la campaña militar de conquista fue un éxito brillante, la campaña civil de reconstrucción no lo fue". "No habíamos anticipado el papel de Al Qaeda o de Irán", en la planificación del post-conflicto, señala el ex primer ministro, hoy enviado especial del Cuarteto para Oriente Medio.

Al referirse al ex presidente estadounidense George Bush, de quien fue el principal aliado en la guerra de Irak, Blair señala que llegó "a admirarlo y a quererlo". "Tenía una integridad genuina (...) Era en un sentido extraño, un verdadero idealista", agrega Blair cuyos adversarios le pusieron el apodo de 'caniche de Bush'.

Críticas a Brown

Aunque la política internacional constituye una parte importante del libro, algunas de sus reflexiones más duras las reserva para el ámbito interno y esencialmente para Brown, quien le sucedió en 2007, a quien define como alguien "exasperante" y con "cero inteligencia emocional".

Pese a reconocer que se trata de alguien "brillante", Blair dice que estaba convencido que "nunca iba a funcionar como primer ministro", pero que cuando se colocó en la posición de sucesor era "casi imposible pararlo" sin desestabilizar al Gobierno.

Además, acusa a Brown de la derrota de los laboristas en los comicios de mayo tras 13 años de poder ininterrumpido por haberse alejado del Nuevo Laborismo. "Si hubiese continuado con la política de Nuevo Laborismo, el tema personal hubiera seguido haciendo difícil la victoria, pero no habría sido imposible", afirma Blair.

A título más personal, señala que la presión que sintió durante sus años de Gobierno le llevó a aumentar su consumo de alcohol.

"Un whisky solo o un gin tonic antes de cenar, un par de vasos de vino o incluso media botella también. No excesivamente. Tenía un límite. Pero era consciente de que se había convertido en un apoyo", confesó.

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