UN PROYECTO DE GESTIÓN MÁS DESCENTRALIZADA

Murilo Ferreira, el nuevo jefe de Vale (un enfoque sobre Siderar)

Murilo Pinto de Oliveira Ferreira es el nuevo presidente de la minera Vale do Rio Doce, en lugar de Roger Agnelli. Su desafío será equilibrar los intereses de los inversores con los del gobierno brasileño. Es un caso muy interesante considerando las presiones del gobierno de Cristina Fernández sobre Siderar/Techint.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Ha terminado la década de Roger Agnelli en Vale (ex Vale do Rio Doce), la minera Nº2 del mundo. El nuevo jefe es Murilo Ferreira, quien hereda la delicada tarea de satisfacer los intereses de los inversores y del gobierno brasileño. 

 
Valepar, accionista controlador de la minera brasileña Vale, nominó a Murilo Pinto de Oliveira Ferreira para que suceda a Roger Agnelli tras meses de fuerte presión del Gobierno brasileño. Agnelli había iniciado su gestión en 2001.
 
Ferreira, de 58 años, se sumó a la compañía en 1998 en su división de aluminio, y posteriormente se hizo cargo de las operaciones de níquel de Vale en Canadá. En 2008 Ferreira dejó la compañía y ahora regresó como presidente como consecuencia de las presiones del gobierno del PT para que se marchara Agnelli, en una preocupante intromisión estatal en la empresa.
 
¿Cómo es que el Estado brasileño tiene tanta capacidad de presión sobre Vale?
 
La Presidencia de Brasil participa directamente en el bloque de control de Vale por medio del BNDESPar, el brazo de participaciones del BNDES (Banco Nacional de Desarrollo), e indirectamente,  por Previ, el fondo de pensión de los funcionarios del Banco do Brasil
 
El favorito para heredar a Agnelli era el director de Metales Básicos de Vale, Tito Martins, propuesto por Bradesco, el accionista Nº1 no gubernamental.
 
El bloque de control de Vale es:
 
> Previ (49% del capital), 
 
> Bradesco (21,21%),
 
> Mitsui (18,24%), y 
 
> BNDESpar (11,51%).
 
Es decir que el 60,5% de las acciones integran el universo estatal.

Pero para formalizar el cambio de mando de la empresa minera se requiere el 75% de los votos.
 
Esto obligó al gobierno federal a, además de erosionar a Agnelli, negociar con Bradesco, a quien no le satisface la interferencia política en Vale y por eso había insistido en su apoyo a la elección de Martins.
 
Dilma
 
Ferreira, sin embargo, contaba con la simpatía de la presidente Dilma Rousseff, a quien conoció durante su anterior desempeño en Vale, desde 1977 hasta 2008.
 
Es importante recordar que en el pasado Dilma Rousseff fue ministra de Minas y Energía junto a Luiz Inácio Lula da Silva, y luego fue directora de Albras, la fábrica Nº2 de aluminio, joint venture de Vale y la Nippon Amazon Aluminium Co.
 
La especial relación entre Dilma y Ferreira convertirá a éste en un presidente muy fuerte ante la Junta de Accionistas, pero también incrementará la presencia del Estado en las decisiones de Vale.
 
Agnelli no fue precisamente un presidente débil. Él también construyó un poder personal considerable y así impuso la estrategia que quería para Vale, muy fuerte en inversiones en el extranjero, resistiendo la opinión del Estado brasileño de poner el énfasis en la siderurgia y no solamente en el mineral de hierro.
 
La preocupación de Agnelli era asegurarle una buena tasa de retorno a los inversionistas, aún cuando eso provocara diferencias con la opinión del Ejecutivo brasileño.

El origen

 
En 2007, Ferreira se convirtió en presidente de Vale Inco, la filial canadiense de níquel, cuyo proceso de adquisición ocurrió en 2006. Pero renunció en 2008 alegando problemas de salud. 
 
Sin embargo, la verdad es que Ferreira se enfrentó con Agnelli, quien le exigía una gestión más dura en el área de recursos humanos.
 
En 2010 Vale le encargó a una consultora internacional de headhunters que se hiciera cargo de la búsqueda de los aspirantes, una formalidad exigida por acuerdo de accionistas.
 
La terna la integraron Ferreira, Tito Martins y José Carlos Martins (Marketing y Ventas, quien rápidamente quedó afuera de competencia).
 
Murilo Ferreira, de 58 años, se graduó en Administración de Empresas por la Fundación Getulio Vargas (FGV)-Sao Paulo, tiene un post-grado en Administración y Finanzas de la FGV-Rio de Janeiro y se especializó en M&A (merger and acquisitions) en IMD Business School Lausanne, Suiza. 
 
Personas cercanas a Ferreira afirman que él pretende buscar una gestión más descentralizada de la empresa, cambiando el estilo de comando de Agnelli, visto como un ejecutivo más centralizador. 
 
Quien ya trabajó con Ferreira dice que su estilo consiste en delegar acciones, sin dejar de acompañar de cerca todas las etapas principales de los proyectos.

El proyecto 

 
A pesar de asumir una empresa altamente lucrativa (utilidades netas por US$ 6.826 millones en el 1er. trimestre), y con un ambicioso plan de inversiones, Ferreira asume muchos desafíos que le esperan. 
 
“El principal desafío de Murillo Ferreira será reconquistar a los inversores. Deberá probarles que no será un apéndice del gobierno federal”, afirmó el jefe del área de análisis de la gestora de inversiones Modal, Eduardo Roche.
 
Hasta el momento, la larga experiencia de Ferreira todavía no aplacó el temor de una mayor influencia política en las decisiones de la minera, priorizando el desarrollo social por encima de las utilidades. 
 
El mercado no ignora que, en el caso de Venezuela, con ese enfoque Hugo Chávez destrozó la hasta entonces exitosa Pdvsa.
 
“La relación entre el gobierno y las mineras siempre fue muy grande. El problema ahora es que cualquier movimiento puede ser interpretado como injerencia política”, dijo Pedro Galdi, jefe de Análisis de la empresa de Bolsa SLW. 
 
Según él, Ferreira asume en una empresa con buena situación financiera y con proyectos que le permitiría duplicar sus negocios en 5 años.

Para Galdi, la mayor dificultad será que Vale le demuestre a los inversores que sus proyectos tienen como foco su crecimiento y no la política social de Dilma

 
Relaciones
 
Además de conquistar accionistas, Murilo también tendrá que reconstruir las principales relaciones entre Vale y el gobierno, que quedaron estremecidas en los últimos 2 años, principalmente después del despido de casi 2.000 empleados, en 2008, en medio de la crisis financiera local, que afectó directamente al sector de commodities. 
 
El desafío de Ferreira pasa por 2 temas:

> las inversiones en el sector siderúrgico y

> los royalties (regalías) de la minería. 

 
Las inversiones en siderurgia no son vistas con buenos ojos por el mercado. Para ganar respaldo entre los inversores, por lo tanto, el nuevo comandante de Vale tendrá que contener la presión gubernamental para involucrar a Vale en proyectos siderúrgicos
 
La siderurgia es popular entre los políticos por crear empleos y por ser un producto con mayor valor agregado en relación al mineral, pero ofrece una tasa de retorno baja respecto de los márgenes que puede obtener Vale con la simple comercialización de mineral de hierro, insumo que tuvo su precio reajustado en más del 100% el año pasado. 
 
Roger Agnelli llegó a decir que no le gustaría volverse un competidor de sus propios clientes.
 
Otro desafío de Murilo Ferreira será buscar una salida rápida –y que agrade al gobierno y a los accionistas- para la disputa relacionada con una deuda de royalties.

El proceso se viene arrastrando desde 1991, pero salió a la luz este año durante las especulaciones en torno al interés del gobierno en la salida de Agnelli de la presidencia de Vale.

 
El Departamento Nacional de Producción Mineral (DNPM) le exige el pago de una deuda abultada relativa en concepto de regalías sobre el mineral extraído de las minas de la compañía en el Complejo Carajás, en Pará. La empresa alega que la exigencia del Estado es irregular.
 
Además de ese embrollo, Ferreira deberá posicionarse todavía sobre otro punto polémico: el pleito de varios municipios que exigen a Vale un aumento en la alícuota de las regalías, que, hoy está en 2% sobre las ventas del mineral.

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