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La grieta del Vaticano: Francisco vs. Benedicto XVI por los abusos infantiles

Hace seis años que Benedicto XVI renunció al papado, dejando su lugar al argentino Jorge Bergoglio, que se volvió mundialmente conocido como Francisco. Seis años sin mayores roces entre ambos, ya que el Papa emérito mantuvo un perfil bajo. Sin embargo, con 92 años de edad acaba de publicar un texto criticando la postura de Francisco sobre los abusos infantiles en la Iglesia. En el Vaticano hay dudas: ¿fue una operación mediática que viene desde Estados Unidos para debilitar a Bergoglio?

Que dos papas coexistan en la Iglesia no es nada fácil: Solo hay lugar para uno. Este lunes 15/4 se cumplen seis años desde que Benedicto XVI renunció a su lugar a la cabeza del Vaticano, y el expapa acaba de reaparecer: Aloisius Ratzinger (Benedicto XVI) criticó la forma en que Francisco está abordando la cuestión de los abusos infantiles en la Iglesia.

Con estos "apuntes" críticos, Ratzinger muestra la inconveniencia de que dos descendientes de San Pedro coexistan (algo que no suele ocurrir, ya que los papas suelen mantenerse en el cargo hasta la muerte). En los últimos seis años, no hubo problemas porque el emérito se mantuvo al margen, pero ahora publicó sus críticas y su voz tiene cierto peso autoritario.

"El emérito desempeñará su actividad siempre de acuerdo y en dependencia del Obispo, para que todos comprendan claramente que solamente este último está encargado del gobierno", se lee en el ministerio de los obispos (el Papa es el Obispo de Roma). Sin embargo, en la práctica no es tan fácil: Benedicto XVI fue tan Papa como Francisco.

En el texto que publicó, el emérito critica la teología progresista y escribe que el colapso espiritual debido a la pederastia comenzó en con el ’68. A través del cuestionamiento, no solo pone sobre la mesa el tema de los abusos infantiles en la Iglesia sino que también debilita la autoridad de Francisco.

"La acusación es explícita: el Papa emérito interviene con un texto que puede representar 'una línea pastoral y teológicamente paralela a la del Papa', por lo que se presta a ser instrumentalizado como arma por los adversarios de Francisco", dicen en Vatican Insider.

En la Iglesia, entonces, hay una grieta entre los que están de acuerdo con el Papa Francisco y su manera de abordar el problema (se basan, por ejemplo, en abusos cometidos mucho antes de 1968) y los que creen que las observaciones de Benedicto XVI son necesarias y urgentes para salvar al Varicano. Así lo tuiteó el cardenal Robert Sarah: "Debemos agradecer al Papa Emérito por haber tenido el valor de hablar. Su análisis de la crisis en la Iglesia es de fundamental importancia".

A Ratzinger, sin embargo, se lo critica bastante por querer insistir en continuar de alguna manera con su Pontificado, "dando por cierta la tesis de que en realidad el verdadero Papa sería el alemán y no el argentino", según el medio romano. Por otro lado, hay quienes dudan de la autenticidad del documento: Gian Franco Svidercoschi, ex vicedirector de “L’Osservatore Romano” la incertidumbre "es casi obligada, vinculada a las precarias condiciones de salud, no solo física, de Ratzinger". "Él quería llamarse padre Benedicto y no asumir el título de emérito, ni estar vestido de blando ni vivir en el Vaticano. Pero después alguien lo forzó", pero no aclara quién sería este "alguien".

Massimo Faggioli, historiador del cristianismo y teólogo, defiende a Francisco: “La coexistencia entre los dos Papas solo es posible si el Emérito sabe permanecer invisible”, dijo en una entrevista a Vatican Insider. Además, sostiene que este tipo de situaciones deben reglamentarse, para situaciones futuras. "Es una intervención impropia sobre una cuestión delicadísima, la de los abusos sexuales, sobre la cual la Iglesia universal", expresó sobre el texto de Benedicto XVI. 

"Además, la decisión de publicar los apuntes en los medios católicos y no católicos que en los Estados Unidos forman parte del aparato conservador y tradicionalista que desde siempre hace propaganda contra el Papa Francisco nutre las dudas: ¿se trata de un golpe (de parte no de Benedicto, sino de otros) para tratar de debilitar a Bergoglio?", dijo el teólogo, planteando una preocupación que comparten varios referentes del Vaticano.
 

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