OPINIÓN

ARGENTINA 2019

“Al mundo le falta un tornillo…” ( Cadícamo y Aguilar)

La deshonestidad tiene varias formas y no parece ser el Poder Judicial el órgano más idóneo para  ponderarla, afirma el autor. La agenda electoral trafica con sus propias miserias y no ganará el menos malo, lo que sería un avance, sino el más mañoso, agrega.

Si hacemos un repaso de lo que dicen los dirigentes políticos, gremiales-empresarios y laborales-sociales y esa elite conformada por intelectuales- muchos de ellos de nivel precario que más bien merecerían el título de “intelectualoides” veríamos que son incapaces de dialogar qué es lo que implica escucharse y pensar. Todos pontifican.  

Están ajenos a la vida real. 

No les importa.

Todos hablan de ellos y para ellos.

Solo saben “soliloquiar” sobre sus disparates, por ese motivo nos hartan, nos fastidian y solo atinamos a   rechazarlos en masa, sin necesidad del beneficio de inventario.

Lo muestran las encuestas, que es lo único que debemos tener en cuenta. Los candidatos más probables, son masivamente rechazados.

Esto está pasando, asimismo en el mundo llamado “occidental” cuna de la política, de culturas y de imperios;  de modo más torpe en la Argentina.

Algunos hablan de decadencia, otros de crisis de creencias o liquidez cultural, otros de cambios de épocas,  como si las épocas o eras fueran inmóviles o fijas. Lo que creo que ocurre es que,  se ha generalizado  la “volatilidad o inestabilidad” de los regímenes políticos incapaces de generar instituciones con autoridad, representativas y eficaces.

Hemos hecho tal culto de la sofística, fruto del éxito-no se puede  negar-de esa suerte de saga de intelectualoides, tipo “carta abierta” en nuestro medio que, honran la zoncera como cualidad y el énfasis como sabiduría. 

Lo preocupante es que muestran y representan  una forma de pensar  y actuar del argentino medio que tanto puede ser votante del “cristinismo-peronismo-cristinismo” como del “macrismo”.  

Son “ismos”.

Es probable que Jose Luis Espert, haya sido el primero en descubrir esta “oximorónica”  (no sé si existe la palabra que, no está registrada por la RAE) identidad cuando calificaba al “macrismo” como “kirchnerismo de buenos modales”.

Mauricio Macri, Marcos Peña, Nicolás Dujovne, Carolina Stanley, Cristina Fernandez, Alberto Fernandez, Alex Kicillof, Sergio Massa, Roberto Lavagna, Lilita Carrio tiene rasgos muy comunes, por mencionar solo a algunos y los más mediáticos. Todos son providenciales y Lilita es mensajera de Dios en la Patria….

Macri y su elenco justifican su ineficacia al igual que lo hacía Cristina y su séquito con que el “mundo se nos cayó encima”, en hechos de la naturaleza, como la sequia o las inundaciones; en su falta de sensibilidad cuando hablan que, además, se nota a la legua, que su discurso está dirigido a quienes creen en ellos, jamás le hablan a los otros, a los que pensamos diferente. 

No pueden  ni saben hacerlo porque ellos son la verdad, “hacen lo que hay que hacer”, asi como los otros dicen que “hay que deshacer lo que hay que deshacer”.

Todos recurren al “coaching” para parecer benévolos, sencillos y virtuosos. 

Creen, es tal su estupidez (falta de inteligencia) que con cuatro gritos  demuestran  autoridad, golpeado un pobre e inocente pupitre, poder  y con voz lastimera y lagrimas de laboratorio identidad con los que padecemos sus consecuencias,  los ciudadanos y contribuyentes.

Julio Sosa lo supo interpretar en el tango de Cadícamo y Aguilar:

“Todo el mundo está en la estufa,

 “Triste, amargao y sin garufa,

 “neurasténico y cortao...

 “Se acabaron los robustos,

 “si hasta yo, que daba gusto,

“¡cuatro kilos he bajao!

 “Hoy no hay guita ni de asalto

“y el puchero está tan alto

“que hay que usar el trampolín.

“Si habrá crisis, bronca y hambre,

“que el que compra diez de fiambre

“hoy se morfa hasta el piolín.

Al final dice “Al mundo le falta un tornillo” y si, falta el tornillo de la cultura, de la idoneidad, de la honradez, que no es solo no robar, sino no ocupar cargos para los que se carece idoneidad. Es una forma de “robar”. Y en este gobierno tenemos muchos de esos casos como lo hubo en casi todos los anteriores. El amiguismo reemplaza y reemplazó a la idoneidad. 

La deshonestidad tiene varias formas y no parece ser el Poder Judicial el órgano más idóneo para  ponderarla.

Los conocerás por sus frutos y en la Argentina por lo menos, estos vienen agusanados, marchitos y algunos hasta envenenados, como parece ser el libro de Cristina que curiosamente tituló “Sinceramente”, es probable que el inconsciente le haya jugado una mala pasada.

Como vemos, la agenda electoral trafica con sus propias miserias y no ganará el menos malo, lo que sería un avance, sino el más mañoso.

Por cierto que hay diferentes, muy pocos, como Maria Eugenia Vidal y Juan Grabois, pero con ellos, no alcanza.

En esta elección el poder real estará en el Congreso, por eso hay que esmerarse por postular  a gente idónea y de bien. 

¿Sera posible….?

Es la elección que interesa y quizás den con el tornillo que  está faltando…

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