OPINIÓN

RECUPERANDO A JOSÉ NUN

En modo herbívoro, CFK busca los votos de Lavagna y Massa

Varias encuestas coinciden en que 7 de cada 10 personas consideran muy negativa su situación socioeconómica personal. Y una proporción similar afirma que la situación en su hogar y en el país era mejor en los días K. Complicadísima situación de Mauricio Macri para intentar una reelección. Cristina Fernández de Kirchner ha reducido muchísimo su saldo negativo de imagenn pública. Y Macri incrementó muchísimo su imagen negativa: su saldo de imagen pública hoy día es mucho peor que el de CFK. En este contexto, va la columna de Claudio Chiaruttini:

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Volvió Cristina Fernández de Kirchner y superó las expectativas. Es cierto que evitó hacer anuncios (era lo esperable), como tampoco habló de los “10 Puntos” de Mauricio Macri; pero, en una jugada muy astuta, subió la apuesta, llamó a un “pacto social” y lanzó un enorme mensaje ideológico para su militancia, anticipando lo que podría ser un 3er. mandato presidencial, con reformas constitucional para darle rango máximo a ideas que el kirchnerismo apenas esbozó en sus 12 años en el poder.

La definición clave fue cuando dijo que el pacto social debía ser con “ciudadanía responsable”, un concepto que José Nun trajo a la Argentina en 2000, proveniente de los pensadores estadounidenses demócratas de izquierda, que implica someter todas las acciones del Gobierno al “bien común” y a la “necesidad de implementación” de este bien común, retomando una idea de la “democracia socialista”, en oposición a la “democracia liberal” que defiende nuestra Constitución desde las versiones preliminares de 1819.

Textualmente, José Nun, la define la “ciudadanía responsable” como “una construcción social que se funda, por un lado, en un conjunto de condiciones materiales e institucionales, y por el otro, en una cierta imagen del bien común y de la forma de alcanzarlo”. Así, las instituciones son la clave para alcanzar el bien común; y, en este caso, es el Estado la institución principal, pero también el Congreso y la Justicia. En esa realidad, ya no hay diversidad ideológica, se impone un pensamiento único donde la razón de Estado pasa a ser el “bien común”, un concepto vacío, que puede ser completado con el aditamento que el autócrata de turno lo decida.

En este marco, el Derecho de Propiedad, la Libertad de Expresión, la Libertad de Comercio o la Libertad de Circular queda sometida al “bien común” y a los caminos que se necesiten para alcanzarlo, ya sea censura, estatizaciones, cercenar algunas libertades o hacer nacionalizaciones.

De esta forma, CFK esquivó la estrategia oficial y, tal como se debe salir de los laberintos, lo hizo por arriba; y, en el camino, le tendió una trampa a la Casa Rosada, que ahora deberá elegir si mantiene la bandera de los “10 Puntos” o si se anima a peleas en un terreno que desconoce y donde tiene todas las de perder: El ideológico.  

Con su versión “herbívora” expuesta en La Rural, CFK se lanzó a buscar los votos de Roberto Lavagna, de Sergio Massa y de Alternativa Federal; un grupo de candidatos y una fuerza que tocaron su techo y han comenzado a decaer, dado que ya no son opción para el votante peronista no kirchnerista, que muy en el fondo, comienza a ver con mejores ojo al kirchnerismo que al macrismo, quizás, porque las situaciones económicas personales fueron mejores con la ex Mandataria que con el PRO.

De esta forma, CFK apuesta a “La Grieta”, a polarizar pero desde un enfoque diferente, menos sangriento, volviendo a dividir el campo electoral entre 2. La decisión fue tomada luego de que los estrategas kirchneristas entendieran que todas las fuerzas políticas le estaban haciendo la campaña. El macrismo, por necesidad identitaria; el peronismo no kirchnerista, al rechazar cualquier tipo de negociación o acuerdo para ir a una PASO conjunta. Tal como dice el refrán: “Si la vida te da limones, hacé limonada ”, lo cual naturaliza, impulsa e impone como condición necesaria la candidatura presidencial de CFK.

Quizás, la última chance que tiene Alternativa Federal para sobrevivir es la posición que tomará Juan Carlos Schiaretti luego de ser reelegido como gobernador de Córdoba. Esta noche, se espera que revele si tiene planes presidenciales o si problemas de salud se lo impiden. Por de pronto, Juan Manuel Urtubey ya anticipó que si “el Gringo” se lanzara, él bajaría su candidatura, a cambio de ser su vicepresidente. Al parecer, hay un acuerdo ya cerrado.

Si se confirma la precandidatura presidencial de Juan Carlos Schiaretti y su alianza con Juan Manuel Urtubey, eso deja aislado Sergio Massa, dado que Roberto Lavagna rechazó unirse a “Cambiemos” y se encamina a cerrar un acuerdo con el GEN de Margarita Stolbizer, el socialismo santafesino y el radicalismo “ricardista”. El tigrense podría ir a una PASO con “el Gringo”, pero tiene todas las chances de perder, por lo cual, crece la opción de que se acerque a CFK para ser precandidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, algo que rechaza la mitad de los “Barones del Conurbano” cercanos a la ex Mandataria. Pero no el círculo íntimo de ella.

Sin embargo, ¿y si Schiaretti no anuncia nada? ¿Y si no fuese precandidato? ¿Realmente no tendría costo para la gobernabilidad de Córdoba la elección de alguien que escondió su verdadera ambición?

Mejor recuperar la hipótesis del lanzamiento porque hoy día no hay otra opción para especular, al menos algunas horas más: sería la mejor noticia que podría recibir la Casa Rosada, dado que le devolvería a Alternativa Federal el sentido que tenía al comienzo: resultar el canal de expresión de votos del peronismo no kirchnerista; mientras que los acuerdos que cierre Roberto Lavagna con fuerzas “progresistas”, ya no drenarán sufragios macristas, sino que ambas opciones “comerán” votos, por derecha y por izquierda, de la base kirchnerista, sobre todo, de los sectores socioeconómicos medios.

La otra opción, poco realista hoy, sería que “el Gringo” lanzara su precandidatura y buscara un acuerdo con “Cambiemos”.

Por un lado, sería una traición para una parte del peronismo no kirchnerista; por el otro, los “PRO puros” podrían poner el grito en el cielo.

Tanto Macri como Schiaretti podrían poner como excusa la necesidad de su propio “pacto social”, por lo cual, habría que analizar cuántos votos ganarían y cuántos perderían con esta opción. No sea que terminen regalando sufragios a CFK o a Roberto Lavagna.

Luego del paso de CFK por La Rural, la Casa Rosada hizo trascender que Macri no escuchó a la ex Mandataria. Sin duda, otro error, dado que si no se conoce al enemigo, mal se lo puede combatir.

Muchos podrán argumentar que la ex Presidente de la Nación no ha cambiado. Es probable, pero respetar al enemigo es el primer paso para vencerlo; si se lo menosprecia, se pueden tomar decisiones equivocadas, tal como le ocurrió a CFK, quien “infló” a Macri como “enemigo elegido” por 3 años, creyendo que nunca iba a ganar una elección presidencial, un error que le ha costado muchísimo al peronismo.

Además, la Casa Rosada hizo trascender, vía un periodista que comentaba en vivo hasta que descubrió a su jefe sentado en 1ra. fila, que “celebraban” el regreso de la ex Mandataria con toda su kleptocracia sentada en el salón, la militancia “arriada” bajo la lluvia y el stand up dirigiendo a la gente con el dedo, mientras hacía muecas. Otro error de la Casa Rosadano logra ver que aquello que enamoró a 52% del electorado en 2011, está de vuelta.

“Nos suma votos”, dicen en la Casa Rosada, lo cual puede ser cierto con aquellos que están desilusionados con el Gobierno de Mauricio Macri, con los que están enojados o los que ven en Alternativa Federal no una opción ni macrista ni kirchnerista.

Sin embargo, eso no es “seducir” votantes, es avanzar con en la carrera del "menos malo” que propone Jaime Durán Barba, lo que implica que el macrismo nos lleva a una elección de opciones mediocres, en vez de ofrecernos una alternativa mejor, superadora, y con un plan para salir de la crisis.

La respuesta del Gobierno de Macri a la presentación de CFK fue reflotar el tema de la corrupción, pese a que los estudios demoscópicos demuestran que no mueven votos, salvo que se intente recuperar el sufragio antikirchnerista que se siente desilusionado con el macrismo.

Si es así, mientras la ex Mandataria va por los votos de los sectores socioeconómicos medios que siempre la rechazaron, “Cambiemos” intenta recuperar sufragios perdidos por la pésima gestión de gobierno. Esto es lo que confirman las realidades diferentes de ambas fuerzas: el kirchnerismo pica en punta para recuperar el poder perdido y el oficialismo corre desde atrás, tal como en 2015, tratando de no volver a ser eterna oposición.

Por primera vez desde 2009, estamos en un año electoral donde no crecerá la economía. Al contrario, caerá. Y el consumo privado será mucho menor que en 2017 y 2018. En este marco, la economía es el principal flanco débil de Macri y el principal foco de ataque de la oposición. La idea de que la crisis tocaría fondo en el 1er. Trimestre fue destrozada por la decisión del Banco Central de colocar la tasa de interés de referencia arriba de 70% para evitar la suba y fuga de dólares. Al mantener esta política monetaria tan restrictiva, cualquier “brote verde” que surja en los momentos para votar, será simple efecto estadístico. 

La clave es si la inflación baja y mejora el poder de compra de salarios y jubilaciones, en especial si tenemos en cuenta que las subas de precios no se detienen. Pese a que la inflación no fue baja durante los dos mandatos de CFK, el salario le ganó a los aumentos de precios en 2007, 2011, 2013, 2015 y 2017. Es verdad que de todas esas elecciones, el kirchnerismo sólo ganó en 2007 y 2011, pero fueron 2 de 3 elecciones presidenciales que ganó el exFrente para la Victoria.

Así, hablando de economía, estamos más cerca de 2009 o 2013 que de 2011, 2015 o 2017, pero con más pobres, con más desocupados, con menos industrias, con menos inversiones y con menos consumos. Eso explica que a CFK le alcanza con “flotar” hasta Octubre para ganar.

Pese a que los “10 Puntos” del Gobierno parecen ser una estrategia que ya pasó (Roberto Lavagna ya casi no habla de sus “10 Puntos”), Sergio Massa se obstina en buscar aliados para reflotar sus “14 Puntos”. Parece una pelea perdida.

Tal como siempre, el “Círculo Rojo” llegó tarde a la discusión del reparto del poder. Apoyaron los “10 Puntos” macristas, nada dijeron de los “10 Puntos” lavagnistas ni de los “14 Puntos” massistas. En vez de pedir que se unifiquen los 3 textos o de proponer una síntesis propia, reclaman sumar temas (recordarles, por favor, que la educación y la independencia judicial ya fueron incluidos en la Constitución). 

Ahora debe decidir el “Círculo Rojo” si acepta la propuesta de CFK de volver a un acuerdo tal como hizo José Ber Gelbard, en una Administración que terminó en el “Rodrigazo” y el golpe de Estado; si quiere la renegociación de la deuda que propuso Axel Kicillof en USA y si acepta que se cambie la Constitución Nacional para someterla al “bien común” o si prefieren soportar a Marcos Peña y Nicolás Dujove por 4 años más. De todos modos, vale la pena recordar, en la democracia representativa, que es la única que hay, el voto de un integrante del "círculo rojo" tiene el mismo valor que el de quien junta cartones en las calles de la ciudad.

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