En las últimas horas, en línea con los rumores del desembarco del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, al Gabinete Nacional o como jefe de Gabinete o como ministro de Economía, comenzó a circular un archivo PDF entre miembros del Círculo Rojo en el que se asegura que ese es el plan económico.
INFORME FILTRADO
Supuesto Plan Massa: Soja MEP, shock en BCRA y devaluación
En medio de rumores sobre su desembarco en la Casa Rosada, comenzó a circular un PDF sobre el plan de Sergio Massa, que luego desmintió.
Se trataría de un paquete de medidas muy concretas que habría diseñado junto a su equipo económico del Frente Renovador que lo asesora desde hace muchos años.
Vale la aclaración del propio Massa en su cuenta de Twitter:
"Veo muchos rumores y versiones. No tuve ningún ofrecimiento y recién quedé en charlar con el presidente Alberto Fernández sobre la agenda de trabajo entre viernes y sábado. Por otra parte, vi que aparecieron 'supuestos proyectos de mi autoría' que circulan alrededor de las medidas económicas y de las del BCRA. Que quede claro que venimos trabajando en línea con el BCRA y el Ministerio de Economía. Cuando tenga algo que decir o el Gobierno decida anunciar algo, SE HARÁ POR LOS CARRILES CORRESPONDIENTES".
El supuesto plan económico de Sergio Massa
El informe que ya circula entre los periodistas, empresarios y dirigentes políticos y sindicales, despliega 4 fases y algunas aclaraciones, incluyendo un palito final contra el propio presidente Alberto Fernández por no tener un plan económico pero oponerse a algunas medidas.
En introducción aclara puntos clave y realiza un breve diagnóstico:
"El actual presidente de la Cámara de Diputados estaría dispuesto a sumarse al Gabinete en medio de una crisis económica que aún no ha llegado a su punto crítico.
La lógica política y la experiencia histórica indica que debería aguardar pacientemente que el fuego de la crisis cambiaria se desate antes de anotarse como "bombero voluntario".
El mercado anticipa una segura devaluación. Miguel Pesce le advirtió a algunos interlocutores que se necesitan al menos US$1.500 millones de liquidación acelerada del campo de aquí hasta el 15 de agosto para evitar agotar las reservas netas y tener que devaluar.
El plan está basado en un diagnóstico de situación que fue sintetizado en un párrafo del último informe de su principal asesor económico y excandidato a Ministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis: "Argentina atraviesa una crisis económica de raíz absolutamente política. Y, parafraseando a Keynes, la política puede permanecer irracional más tiempo que el que todos podemos permanecer solventes. La actual situación puede ser estabilizada con una combinación agresiva de política fiscal, monetaria y cambiaria que apuntale la demanda de pesos, incentive la oferta de dólares y reconfigure la relación inflación-devaluación-tasa de interés. Sin embargo, en dos años y medio de gobierno el FDT ha demostrado su absoluta incapacidad de combinación en materia de política económica".
En este diagnóstico, el principal problema es político por la falta de conducción, comunicación y claridad del rumbo económico. Y en este frente haría su principal aporte STM, al correrlo al Presidente Fernández del centro de las decisiones para tomar las riendas de la macroeconomía...
El segundo problema es la descoordinación de la política monetaria y cambiaria. El BCRA está fijando la tasa de interés nominal por debajo de la tasa de devaluación y la tasa de devaluación por debajo de la inflación. Así se ralentiza la liquidación de exportaciones y se acelera la demanda de importaciones. Se desincentiva la liquidación de exportaciones, aumenta la demanda de dólares financieros y sube la brecha cambiaria. Y, en consecuencia, las reservas internacionales caen sistemáticamente. Es la misma dinámica que enfrentó Carlos Fábrega durante el último trimestre de 2013 antes de devaluar en marzo de 2014.
El tercer punto de este diagnóstico dice que es posible estabilizar la demanda de pesos -y por tanto la economía y la inflación- con una combinación adecuada de devaluación discreta, ajuste fiscal y un posterior alineamiento de la política monetaria-cambiaria. Digamos, una suerte de Plan Fábregas 2014 con algunas características diferenciales.
No hace falta ahora mencionar las muchas diferencias entre el 2022 y el 2014. La más relevante, lo que el mercado ansiaba para diciembre de 2015 versus lo que espera hoy para diciembre de 2024.
Primera Fase: Dólar soja
El Plan Massa incluye un condimento novedoso, que el propio STM les llevó en un paper a CFK, AF y Batakis, que es lo que más lo seduce para "entrar a la cancha" en este delicado momento.
Para el productor, es equivalente a una reducción drástica y termporaria de las retenciones. Para el fisco, es equivalente a una devaluación ya que se asocia físcalmente a una retención que se liquidará al dólar paralelo. Para cada dólar exportado, la retención del 35% se valúa al dólar MEP y por tanto genera más ingresos fiscales, medidos en pesos. Para el IPC-INDEC, el impacto es irrelevante ya que los argentinos no consumen soja. Por todo eso, es una medida "win-win-win".
Con esta medida, STM espera un shock de liquidación de soja de unos US$9.000 millones que le permitirían llegar sin sobresaltos adicionales a la próxima liquidación de la cosecha gruesa en 2023. Es apenas la mitad de los US$20.000 millones que en los diarios de hoy en Presidente Fernández y el dirigente social Juan Grabois le reclaman al campo para que se liquiden.
Según el sector, aquella cifra es exagerada pero estiman que podrían liquidarse rápidamente unos US$4.500 millones. Es la soja ya entregada a los exportadores que se encuentra disponible para "fijar precio". Esos dólares convertidos al tipo de cambio MEP le servirían a los productores para aplicarlos a la adquisición de insumos y bienes de capital (si hay disponibles) y a financiar la compra de semillas para la cosecha. O en el peor de los casos, para "recomprar" dólares en el mercado paralelo.
Para que los incentivos de los sojeros estén bien alineados, es importante que la medida del dólar soja se aplique antes (y no después) de una devaluación del tipo de cambio oficial. Primero, porque devaluar sin reservas puede terminar en una espiralización del tipo de cambio y la inflación. Segundo, porque es muy probable que la brecha cambiaria se achique proporcionalmente menos que la devaluación oficial. En tal caso, la compra que el BCRA haría de la liquidación de soja al dólar MEP se haría a un tipo de cambio nominal mayor al actual, que aumentaría la expansión monetaria por acumulación de reservas y que implicaría reducir las ganancias en términos de aumento del "backing de reservas" que genera una devaluación.
Para ambas razones, el dólar soja temporario debería aplicarse antes y no después de una devaluación discreta del tipo de cambio oficial.
Segunda Fase: Devaluación
La devaluación discreta acelerará bruscamente la tasa de inflación pero, al mismo tiempo, licuará la oferta real de dinero y -según esta visión- bajaría la brecha cambiaria y devaluaría el peso en términos reales para desalentar el turismo y las importaciones. La espiralización devaluatoria e inflacionaria se lograría sacrificando parte de las reservas acumuladas en la primera fase.
Tercera Fase: alineamiento de la política monetario-cambiaria
Luego de la devaluación discreta, el BCRA debería alinear el ritmo de devaluación con las tasas de interés (activas y pasivas) para que al menos la tasa de interés "medidas en dólares" sea positiva. Junto con la reducción de la brecha, se incentivaría el flujo de liquidación de exportaciones.
El efecto fiscal del dólar soja podría aportar entre 0,35% del PIB (si se liquidan US$4.500 millones) a 0,7% del PIB (si se liquidan los US$9.000 millones que espera STM). Sería suficiente como señal de mejora fiscal de largo plazo pero sería un alivio temporario en meido de la crisis fiscal. No hay certezas de si el Plan Massa incluiría otras medidas fiscales y cuáles podría ser.
Cuarta Fase: Sobrevivir el segundo semestre
Con esta batería de medidas, el gobierno atravesaría una crisis devaluatoria controlada que le permitiría alinear los incentivos para llegar a la liquidación de la cosecha fina hacia fines de año y acercarse lo más posible a la cosecha gruesa de 2023. En la visión de almacenero que aplican los cultores de la restricción externa, si el mercado percibe que al gobierno le alcanzan las reservas para llegar sin sobresaltos a marzo de 2023, la corrida contra el peso se frenaría y la inflación se estabilizaría. Difícil saberlo.
Palazo a Alberto Fernández
La resistencia interna al Plan Massa no es únicamente por razones ideológicas. Es esencialmente política y económica. Lo primero es que Alberto Fernández se resiste a entregarle la suma del poder a STM. Y para eso pone toda clase de reparos. Tampoco está claro que el aval de CFK incluya a todo el combo de pedidos que hace STM para asumir como jefe de Gabinete.
En segundo lugar, el presidente de la Nación y del BCRA se resisten a ejecutar una devaluación discreta del tipo de cambio oficial. Comparten el mismo diagnóstico que tenía Martín Guzmán. Por eso, muchos en el FDT dicen que ahora Batakis hace "guzmanismo sin Guzmán". Todos los esfuerzos del gobierno estuvieron siempre encaminados detrás de esa consigna.
Ambos temen que la inflación y el descontento social se espiralicen luego de una brusca devaluación (por controlada que sea a posteriori). Devaluar el tipo de cambio oficial es decretar oficialmente la derrota de la gestión económica (...).
Como suele ocurrir en las crisis, la cosas suceden por atropello más que por planificación. No hay que descartar una solución de compromiso, en donde se intente aplicar el dólar soja temporario para recuperar reservas y ganar tiempo sin ningún otro cambio en la política económica. Es decir, sin devaluar. Esto estiraría la agonía pero no modificaría la dinámica.
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