EQUILIBRIOS

UN ORDEN PARA ALCANZAR OBJETIVOS

Conquista tu tiempo

A menudo nos comportamos de formas que nos dejan insatisfechos. Si el objetivo es comenzar a modificar el sentido de la vida que vivimos (o que no vivimos), aquí una reflexión con algunas propuestas concretas:

¿A menudo tienes la impresión de que te falta el tiempo? 

¿Tienes la tendencia de no saber por dónde empezar? 

Es importante que comencemos revisando nuestros objetivos, siendo protagonistas de nuestro proyecto de vida; lo diseñamos de acuerdo con las aspiraciones particulares que crearán el texto de la propia vida, dándole sentido a la trayectoria de cada uno. 

¿Qué es lo que realmente me importa? 

Quizás del sinceramiento con uno mismo surja un diálogo en el que se aclaren ciertas cosas y se arribe a un mejor entendimiento.

En este caso, una buena planificación, con objetivos realistas puede ser de mucha ayuda para manejar mejor el aspecto cuantitativo del tiempo. 

Al tiempo no se lo puede tener, el tiempo está, en cada instante, en cada hora, por espacio de 60 minutos, en 24 horas, podemos disponer de nuestro obrar, pero no del tiempo. Podemos decidir cómo pasar el tiempo, que queremos hacer. 

Surge esta pregunta: 

¿Qué tan valioso es lo que hago? 

Nosotros mismos decidimos cómo pasar nuestro tiempo, debemos hacernos cargo de eso y no echar la culpa a los demás

Por ejemplo: “tengo que quedarme más tiempo en la oficina” es incorrecto y engañoso. Suena como si fuéramos obligados por alguien a quedarnos. 

Correctamente sería “no quiero tener problemas con mi jefe, por eso me quedo más tiempo en la oficina” o “todavía tengo un poco de trabajo que quiero hacer”. 

Al utilizar palabras tales como “tengo que…” o “no me queda otra que...”, lo que hacemos es transferir la responsabilidad a los demás. Inconscientemente se priva de la libertad de acción.

Tanto en el mundo laboral como en el ámbito privado sufrimos más la pérdida del orden, como así también exigencias y deberes que son cada vez mayores y una constante presión del tiempo. 

Saber utilizar a fondo el tiempo abarca aspectos muy prácticos: desde tener un horario que uno se esfuerza por cumplir, hasta ser metódico con los asuntos que tenemos pendientes. 

Sin orden, nunca saldrán nuestros planes; no es posible, por más que uno quiera y luche. 

Pero para esto se necesita concretar: tener pocos objetivos, bien delimitados, sin querer abarcar demasiado. Cuando se fijan los planes es el momento en que uno ha aprendido a renunciar a la dispersión. 

Hay que partir de aquí. Decir sí a todo lo que va apareciendo ante nosotros es la forma más segura de salirse del cauce trazado. 

Ahí es donde uno precisa analizar lo que quiere hacer, centrar sus límites y captar lo necesario para saber decir no a tantas sugerencias y tirones que proceden del exterior.

Ladrones del tiempo:

> Las interrupciones nos cuestan tiempo de dos maneras: el tiempo que debamos dedicar a una visita o llamado o e-mail, y por el otro el tiempo que necesitamos para volver a concentrarnos en lo nuestro tras la interrupción. Esto puede costar muchos minutos adicionales.

> Aprender a decir claramente que no sin sentirse culpable.

> Es peligroso contraer deudas de tiempo, prometer hacer algo más tarde nos pone en la obligación de cumplir con lo prometido en algún momento. Es mejor decir de inmediato no o decir no puedo prometerlo con seguridad.

> Poner horarios para entrar a las redes sociales. El mejor momento es una vez finalizadas todas las obligaciones y tareas importantes del día.

Organizar es saber distribuir, todas las cosas que están pendientes, y que, al irlas haciendo, nos llenan de satisfacción.

Por ello, la alegría auténtica es la que se deriva del trabajo bien hecho. Solo una vida con un trabajo lleno de sentido hace al hombre alegre. 

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