CÓRDOBA. Bien sabido es que Córdoba se juega en 2023 una de las ventanas históricas en materia electoral, tras el inminente recambio en el PJ cordobés. La puesta en disputa del sillón del gobernador, ocupado por 22 años entre dos nombres (José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti), es una situación única en el tiempo.
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En Córdoba se avecina tormenta municipal (prueba a Llaryora)
La Municipalidad de Córdoba vive momentos de tensión interna por un conflicto municipal a punto de detonar. Martín Llaryora y una prueba de carácter.
Y en ese sentido, los peronistas cordobeses no quieren dejar nada librado al azar. Quién parece ser el sucesor natural de esos dos pesos pesados es Martín Llaryora, actual intendente de Córdoba y ex jefe municipal de San Francisco, ciudad de la que es oriundo.
Pero no todo es tan fácil para un Llaryora que, hasta aquí, demostró solvencia en su gestión con una pandemia de por medio. A la espera del guiño de Juan Schiaretti que lo termine por dar como candidato, y tras haber mantenido el control durante buena parte de su gestión, un conflicto municipal podría ser la prueba de fuego para el intendente, quién ya expresó públicamente sus ganas de presentar un proyecto para gobernar Córdoba.
Precisamente, ese conflicto municipal se está gestando puertas adentro en Córdoba, por un reclamo salarial de los empleados municipales, que plantean un incremento importante para combatir la inflación. Lo curioso es que el reclamo llega tras dos años de calma interior, justo antes de que Martín Llaryora encare su campaña.
El último conflicto similar se había dado en 2020, cuando con apenas meses de gestión, la política de recorte de la planta que aplicó el intendente para equilibrar números generó la furia de los municipales que estaban acostumbrados a acumular horas, cobrar salarios exorbitantes y participar de carreras administrativas a la velocidad de la luz. Por entonces, el SUOEM le hizo sentir a Martín Llaryora el rigor propio del histórico sindicato, hasta que el intendente supo dominar el conflicto.
Justamente, de allí surge otra curiosidad. En ese momento, el jefe municipal llegó a un acuerdo con el gremio gracias a la estrecha relación que logró cultivar con Rubén Daniele, un histórico dirigente gremial de la Municipalidad de Córdoba, al que el propio Martín Llaryora sacó del retiro para que hoy dirija el sindicato.
Y es ahora que el propio Daniele tensó con la Municipalidad para conquistar el salario requerido. Sin embargo, esa tensión sería soportable para Martín Llaryora, quién parece administrar fuerzas entre la interna política que tiene que superar y la prueba en el municipio de Córdoba.
A ello, se suma el reciente incremento en el boleto de transporte, que también tuvo que enfrentar Martín Llaryora. Aunque en ese caso, la suba quedó más en manos de Nación, por la inequitativa distribución de los subsidios, o al menos eso quiso reflejar el intendente al que “no le quedó otra”.
Con todo esto en puerta, Martín Llaryora tal vez se enfrente a la parte más complicada de su gestión, justo cuando tiene que rendir mejor. Habrá que ver si es capaz de sostener la calma hasta aquí creada, a la que contribuyó la no circulación de gente en tiempos de cuarentena.
En otras oportunidades, el SUOEM supo ser muy destructivo para el Palacio Municipal de Córdoba, sin reparar en las necesidades políticas de los funcionarios. Y esta vez no será la excepción, a no ser que tanto el intendente como Daniele elijan el camino del acuerdo que los trajo hasta aquí.
Por el contrario, la batalla puede ser muy compleja para un Martín Llaryora que tiene mucho que perder en caso de que se entorpezca su ordenada gestión. Ahora claro, con la gente circulando y con las urnas cada vez más cerca.
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