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ANESTESIADOS

Nadie denunció el video de la masacre en mezquitas durante su transmisión por Facebook

Facebook no recibió una denuncia del video hasta 29 minutos después del inicio de su emisión. Para ese momento, ya había sido copiado y cargado en otras plataformas. Hasta el momento en que Facebook recibió una denuncia, ya había sido visto unas 200 veces. ¿Estamos viviendo en un mundo anestesiado frente a la violencia? ¿Hemos naturalizado lo más brutal?

El video de la masacre en una de las mezquitas en Christchurch, Nueva Zelanda, en la que murieron al menos 49 personas, fue transmitido en vivo por Facebook por uno de los terroristas.

El vicepresidente de la compañia, Chris Sonderby, publicó un mensaje en el blog de Facebook explicando que el video fue visto menos de 200 veces mientras era transmitido, y que mientras duró, ninguno de los usuarios lo denunció o reportó.

El primer usuario en reportar el video original llegó 29 minutos después de que hubiese comenzado la transmisión del video en vivo y 12 minutos después de su fin.

Antes de que los responsables de la red social hubiesen recibido denuncia alguna del video, un usuario ya había hecho una copia y había posteado el link en el sitio web 8chan, un sitio para compartir archivos.

Incluyendo las vistas que tuvo durante la transmisión en vivo, explicó Sonderby, el video fue visto 4000 veces en total antes de ser removido de Facebook. Fue "hasheado" (se ha creado una huella digital del video) para que Facebook e Instagram lo reconozcan e impidan que vuelva a subirse. El perfil del presunto atacante fue eliminado. Los ataques a las mezquitas en Nueva Zelanda fueron designados como ataques terroristas por Facebook, lo que significa que el apoyo, halagos o representación de los hechos viola los Estándares de la Comunidad y no están permitidos en Facebook. 

¿Estamos viviendo en un mundo anestesiado frente a la violencia? ¿Hemos naturalizado lo más brutal? El politólogo Giovanni Sartori adelantó en su libro "Homo videns: la sociedad teledirigida" que la cultura de la imagen, nuestra permanente exposición a las pantallas, acabaría atrofiando nuestra capacidad de pensar.

"El homo videns es aquel que sólo entiende lo que ve con sus ojos; si algo no se puede ver, para él no existe. El homo videns es un hombre que ve encuentros deportivos, que ve pornografía, que ve los mensajitos que le mandan... Pero toda la civilización europea, todo el pensamiento liberal-democrático, no es visible con los ojos, se trata de una construcción abstracta. Con el nacimiento del homo videns se tambalea todo el sistema", explicó en entrevista con La Nación. La capacidad de entendimiento del homo videns, planteaba, está reducida por la epidemia imperial de la imagen, que todo lo banaliza. 

El primer capítulo de la serie Black Mirror refleja un mundo en el que estamos todos tan embobados y atados a la imagen que nos impide pensar. En esa ficción, la princesa Susannah es secuestrada y el captor amenaza con matarla a menos que el Primer Ministro tenga sexo con un cerdo en televisión en vivo. El Primer Ministro accede a hacerlo para salvar a la princesa. El acto es transmitido en vivo ante una audiencia global estimada en 1.300 millones de espectadores. La princesa Susannah es liberada, sana y salva, 30 minutos antes del momento en que el Primer Ministro debía hacer la transmisión del acto zoofílico en vivo, pero nadie se entera porque están todos pegados a las pantallas del televisor. Esta fábula distópica moderna no es una advertencia sobre el futuro; es, como denota el caso de la masacre en Nueva Zelanda transmitida por Facebook, nuestro presente. El afán por verlo todo nos hace no entender nada, objetivizar al otro al punto de que podemos ver cómo es masacrado sin que siquiera nos parezca algo a denunciar o reportar.

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