GLOBAL

VIOLENCIA MÚLTIPLE

Ramadán sangriento le espera a Libia

Al menos 9 personas murieron el sábado 04/05 en un ataque de la organización yihadista Estado Islámico (EI) contra un cuartel en Sebha, a 650 Km. de Trípoli, sur de Libia, donde manda el mariscal rebelde Jalifa Haftar, jefe del Ejército Nacional Libio (ENL), informaron fuentes locales y médicas. "La sede del centro de formación (militar) en Sebha fue objeto de un ataque terrorista en la madrugada, por el EI, apoyados por grupos criminales y mercenarios", declaró el alcalde de la ciudad, Hamed al Jayali. Según él, "el ataque causó 9 muertos (...) algunos de los cuales fueron degollados y otros muertos a disparos". Esto fue confirmado por el portavoz del Centro médico de Sebha (CMS), Osama al Wafi. Comunicado de EI vía el chat Telegram: "Los soldados del califato atacaron al alba la sede de la comandancia de la región militar de Sebha, bajo el control de las milicias herejes de Haftar, conocidas bajo el nombre de Katibat Jibril al Baba. (...) Todos los prisioneros secuestrados en la base fueron liberados". Pero hay problemas mayores en Libia.

Tras un veloz avance, las tropas del autoproclamado Ejército Nacional Libio (ENL) se estancaron a las puertas de Trípoli, frenadas por las fuerzas leales al GNA (Gobierno de Acuerdo Nacional), auxiliados por tropas de la ciudad de Misrata. 

Hay combates en las afueras del sur de la capital,desde el 04/04. Los enfrentamientos y bombardeos ya provocaron casi 500 muertos, más de 2.000 heridos y más de 50 000 desplazados, según la ONU, que insiste en el cese de las hostilidades, algo que parece inviable que ocurra en forma voluntaria en la situación presente. Además, el pedido de la ONU, que ya no tenía el apoyo de Rusia, ahora tampoco tiene el de USA, y es una novedad importante.

El primer ministro del GNA, Fayez al-Sarraj, se va a Europa por 2 días para reunirse con el jefe del gobierno italiano, Giuseppe Conte; la canciller alemana, Angela Merkel; y el presidente francés, Emmanuel Macron, buscando “reunir apoyos contra la agresión” del mariscal Jalifa Haftar.

El domingo 05/05, la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (Manul) pidió de nuevo una “tregua humanitaria de una semana renovable”, con motivo del inicio del Ramadán

Ramadán es el 9no. mes del calendario musulmán, el período cuando los musulmanes practican el ayuno diario desde el alba hasta que se pone el sol. Según ellos, durante el Ramadán ocurrieron importantes revelaciones de los grandes profetas, tales como Noé, Abraham, Moisés Jesús y Mahoma.

El mariscal Haftar rechazó el convite de la Manul y difundió una consigna a sus tropas: “Infligir una lección todavía más dura” a las fuerzas que defienden la capital libia, “hasta arrancarlos de nuestro querido país”, según un mensaje leído por el portavoz del ENL, el general Ahmad Al Mesmari. 

Hoy lunes 06/05 comenzó el “mes bendito del Ramadán, el mes de la yihad”, y el mariscal Haftar pidió erradicar a los “terroristas y mercenarios”. 

Su mensaje agregó: “En caso de retirada del enemigo, las fuerzas tienen que perseguirlos con fuerza y rapidez, sin permitirle que huyan y aniquilándolo”.

En tanto, en el Parlamento libio ocurrió un nuevo giro hacia el fantasma del Estado fallido: 42 diputados disidentes designaron un jefe parlamentario “provisional” alternativo a Aguilah Salah Issa Gwaider. 

El Parlamento,de 188 diputados elegidos en 2014, abandonó Trípoli tras la toma de la ciudad por una coalición de milicias, y se instaló en Tobruk, y luego en Bengasi, feudo de Haftar. 

Tras el inicio de la ofensiva del mariscal, 42 diputados decidieron oponerse a Aguila Salah, y nombraron presidente “provisional” del Parlamento al decano Sadeq al-Keheli, “por una duración de 45 días”. 

Pero con 42 diputados, esta asamblea no tiene la representación mínima para sesionar exigida por la Declaración Constitucional (es decir la mitad + 1 diputado, o sea 95 diputados). 

Justo cuando Trípoli es atacada, la influencia de Egipto y Emiratos Árabes Unidos (EAU) sobre Donald Trump en temas del Golfo Pérsico, ha convertido en un caos la política de USA hacia Libia.

En cuestión de días, el Departamento de Estado pasó de promover que el Consejo de Seguridad de la ONU pidiera un alto al fuego y el fin de la ofensiva de Jalifa Haftar contra Trípoli a amenazar con vetar esa misma resolución.

Esto sucedió después de una reunión entre Trump y Abdel Fattah al-Sisi, el líder egipcio; y de una conversación telefónica con Mohamed bin Zayed Al Nahyan, príncipe heredero de EAU.

Ambos dirigentes convencieron a Trump para que hablara por teléfono con Haftar y realizara una declaración elogiándolo. 

Egipto y Emiratos son los principales aliados de Haftar, curiosamente ciudadano estadounidense desde que se exilió en USA huyendo del régimen de Muamar al Gadafi.

Según la agencia de noticias Bloomberg, tanto Trump como su asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, ahora parecen apoyar la ofensiva de Haftar, en contradicción directa con la declaración formal previa del secretario de Estado, Mike Pompeo: una confusión total.

"La paz y la estabilidad duraderas en Libia sólo se lograrán mediante una solución política. Pedimos a todas las partes que vuelvan rápidamente a la mediación política de la ONU, cuyo éxito depende de un alto al fuego en Trípoli y sus alrededores", dice el texto enviado por un portavoz del Departamento de Estado.

Libia es el ejemplo más reciente, en una larga lista de temas de política exterior y seguridad mundial, en los que Trump deshace políticas sin avisar ni consultar a sus aliados o al resto de su administración.

Trump ha abandonado el apoyo oficial que USA daba al asediado Gobierno de Trípoli (respaldado por las Naciones Unidas) y la defensa que el país hacía de la ONU como organismo mediador. 

Trump necesita a Egipto y a Emiratos para que apoyen el plan de paz palestino-israelí de su yerno Jared Kushner, que se dará a conocer en junio cuando termine el Ramadán.

Según diplomáticos con acceso a los informes sobre las negociaciones, el egipcio Sisi aprovechó su visita a la Casa Blanca del 09/04 para pedir a Trump que mostrara su apoyo a Haftar, retratado como el líder de la lucha contra el terrorismo en Libia.

Trump llamó a Haftar el 15/04 pero la Casa Blanca mantuvo en secreto la conversación. Hasta que Mohammed bin Zayed, el príncipe de Abu Dhabi, pidió a Trump que hiciera público su apoyo para fomentar así deserciones en las filas de las milicias libias y la incorporación de nuevos soldados a la causa de Haftar.

El 19/04, la Casa Blanca publicó un informe en el que se reconocía la conversación con Haftar y elogiaba al líder libio por "su importante papel en la lucha contra el terrorismo".

Según un antiguo miembro de la Administración Trump, "el Departamento de Estado no tuvo conocimiento previo de esa conversación y tampoco hubo un análisis político". 

Después, USA cambió radicalmente su postura sobre Libia. La delegación estadounidense en la ONU amenazó con vetar una resolución del Consejo de Seguridad, redactada por el Reino Unido, en la que se pedía el fin de la ofensiva de Haftar y un alto al fuego inmediato.

Según diplomáticos europeos, USA se mostró incluso más firme que Rusia en el rechazo a una resolución de la ONU. Los delegados del gobierno de Vladimir Putin habían pedido que se introdujeran enmiendas para lograr una resolución más "equilibrada" y no tan claramente anti-Haftar pero nunca hablaron de un veto en el Consejo de Seguridad.

Consultado acerca de la política exterior de la Administración Trump, el Consejo de Seguridad Nacional de USA remitió este lunes 06/05 al Departamento de Estado y publicó un comunicado reafirmando el apoyo a un alto al fuego. Pero aún no se ha explicado el rechazo de USA a una resolución de la ONU, ni el apoyo abierto a Haftar, acusado de crímenes de guerra.

Según Wolfgang Pusztai, exagregado de Defensa en la embajada austríaca en Libia, la batalla por la capital está en un momento clave. "Se encuentra en un punto de inflexión", cuenta Pusztai, que ahora trabaja como consultor privado en temas de seguridad y preside la junta asesora del Consejo Nacional para las relaciones entre USA y Libia. Las fuerzas de Haftar, señala, avanzan en uno de los frentes de las afueras de Trípoli. En otro han sido detenidas y en un 3ro. están siendo desplazadas por una milicia de Misrata.

Para Jonathan Winer, exenviado especial de USAs para Libia, cambiar la política estadounidense y apoyar a Haftar en la creencia de que puede ser un aliado confiable para la lucha antiterrorista tendrá consecuencias terribles. "El riesgo es que Libia termine pareciéndose más a Siria, con un conflicto civil cada vez mayor, una gran cantidad de personas huyendo, una crisis humanitaria y el resurgimiento del terrorismo", dijo. "La solución que necesitamos es política, no militar
 

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