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DOMINGO 18/8

Siguen las protestas en Hong Kong: se estima que 1,7 millón salieron a la calle

China sigue advirtiendo, pero los ciudadanos de Hong Kong no aflojan. Han pasado 11 semanas de protestas y los organizadores de las manifestaciones estiman que este domingo 18/8 más de un millón y medio de ciudadanos salieron a la calle a favor de los derechos y libertades.

Hong Kong atraviesa su peor crisis política reciente y el mayor desafío a Beijing desde que Xi Jinping llegara al poder, hace 7 años. La gota que rebalsó el vaso fue un polémico proyecto de ley de extradición a China, hasta el momento paralizado, tras 2 meses de protestas. Los manifestantes lo consideran símbolo de la influencia cada vez mayor de Beijing sobre la isla.

Los manifestantes llevan meses saliendo a la calle, defendiendo la democracia y rechazando convertirse en China, un país donde las libertades individuales son muy acotadas. Por eso salieron a la calle este domingo 18/8: Según los organizadores, el Frente Civil de Derechos Humanos, la cifra de asistentes se eleva a 1,7 millones de personas, una de las más multitudinarias en la historia de la excolonia británica de 7,4 millones de habitantes. La lluvia y los millones de paraguas abiertos dejaron una postal histórica. 

Las autoridades habían denegado el permiso a la marcha, la cual iba a cruzar la ciudad, reduciéndola a una concentración en el interior del parque, pero la asistencia ha sido tal que los alrededores han quedado bloqueados y la gente, finalmente, se movió.

A pesar de que el movimiento de la muchedumbre vulnera los permisos oficiales, no se ha visto presencia policial en las calles excepto en los alrededores de la Oficina del Enlace, máxima representación del Gobierno chino y escenario de enfrentamientos en semanas anteriores. A lo largo del recorrido, los manifestantes han insistido en sus cinco reclamaciones –retirada de la ley de extradición que está en el origen de las movilizaciones, amnistía de todos los detenidos, investigación independiente sobre la actuación policial, derogación del término “revueltas” e instauración de un sufragio universal efectivo– frente a las que el gobierno local se niega a dar su brazo a torcer.

Afortunadamente, este fin de semana en la protesta no hubo enfrentamientos violentos ni gases lacrimógenos, algo que si ocurrió en otras manifestaciones. Los manifestantes no se han amedrentado ante la acción policial, que ya ha detenido a 700 personas, ni ante la amenaza de un ataque militar chino.

Las autoridades chinas lanzaron advertencias durante estos meses: han publicado imágenes de personal militar y vehículos blindados movilizándose a través de la frontera en Shenzhen.

El martes 13, Donald Trump había asegurado que el Ejército chino estaba enviando tropas a la frontera con Hong Kong. El presidente estadounidense sostuvo este jueves 15/8 que una reunión entre líder chino Xi Jinping y los manifestantes pro-democracia en Hong Kong, podría tener un final "feliz", tras meses de protesta.

Ahora, sus amenazas se volvieron más duras, comparó la represión de las actuales manifestaciones con las protestas de Tianamen de hace 30 años y dijo que la actitud de China está poniendo el riesgo un acuerdo entre la potencia asiática y USA. "Creo que sería muy difícil lograr un acuerdo si hay violencia, quiero decir, si hay otro caso como la plaza Tiananmen" de Beijing, dijo Trump a la prensa. 

En 1989, siguiendo órdenes del entonces primer ministro Li Peng, China utilizó tanques en la plaza Tiananmen de Beijing para aplastar las protestas dirigidas entonces por estudiantes, lo que resultó en cientos, si no miles de muertes, ya que no hubo nunca un balance oficial de víctimas del suceso.

La semilla del conflicto se remonta al momento en el que Hong Kong se convirtió en lo que es. En 1997, 156 años después, la colonia británica volvió a formar parte de China. En el acuerdo firmado por Zhao Ziyang y Margaret Thatcher en 1984 solo había una condición, que quedó escrita así: “Los actuales sistemas sociales y económicos permanecerán inalterados, así como su estilo de vida”. Es decir, permanecerían intactos los "derechos y libertades" de Hong Kong, similares a los de cualquier democracia occidental. Pero esta excepción tenía un horizonte: 2047, solo 50 años. De esta manera, sobre este pequeño territorio de maneras occidentales pendía, como una horca, el futuro irremediable del modelo chino.

Si bien China respetó el sistema durante la primera década, poco después dio comienzo a un proceso de erosión de derechos y libertades hecho explícito en un libro blanco publicado en junio de 2014. “En ese documento estratégico, el Partido Comunista de China expresaba su punto de vista sobre la operación de un país, dos sistemas”, explica en declaraciones a este medio Antony Dapiran, abogado residente en el territorio y autor del libro City of Protest: A Recent History of Dissent in Hong Kong (Ciudad de protestas: una historia reciente sobre la disidencia en Hong Kong). “El lenguaje empleado era muy estricto y priorizaba un país por encima de dos sistemas. En ese momento se hizo evidente que Pekín estaba empezando a apretar su control”.

“A partir de entonces, hemos visto en los últimos cinco años muchos pasos adelante en esta senda, como el secuestro de los libreros, la inhabilitación de los legisladores prodemocracia, el veto a candidatos a las elecciones o el encarcelamiento de los líderes de la revolución de los paraguas”, añade Dapiran. En este contexto, los ciudadanos de Hong Kong protestan. Ante la propuesta de una ley de extradición, quieren conservar sus derechos y libertades. “Para los manifestantes se trata de una batalla por la libertad; para el Gobierno chino es una batalla por el control”, sentencia Willy Lam, catedrático de Historia y Economía en la Universidad China de Hong Kong, en una entrevista con EL PAÍS (España).

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