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JUBILACIONES Y AUH, EL NEOCONSUMO

Súper y farmacias esperan por niños y adultos mayores

ANSeS ha sido el enfermero electoral elegido por el gobierno de Cambiemos para transfundir recursos monetarios al consumo interno, y dar sensación de movimiento en la antesala de las campañas a la alicaída la actividad económica. En marzo, inyecta los $15 mil millones que implica llevar la Asignación Universal por Hijo (AUH) a $2.652, de los $1.800 por hijo y por mes que estaban, a los 4 millones de niños empadronados, que confluyen con el 11,8% de ajuste trimestral por la movilidad que toca a 8,3 millones de jubilados y pensionados. Los alimentos serían la principal fuente de descarga de esa masa de dinero que perciben las madres, como también los adultos mayores destinan la cuarta parte de los emolumentos, según la composición de la canasta que elabora la Defensoría de la Tercera Edad, a cuyo ⅕ llegaron los medicamentos, tras sucesivas alzas que duplican y hasta triplican las mejoras recibidas por jubilados y pensionados. Después de los 60 años, los achaques se multiplican para el 15,4% de la población y, además de que las incursiones médicas copan la agenda, la farmacia actúa como un pacman en los bolsillos. Los tratamientos más comunes, como coronarios, circulatorios, respiratorios, por diabetes, no bajan de $500 por caja, aplicado el descuento que le quedó de PAMI, y ni qué hablar de los recetados para el cáncer. Los que no cuentan con ayuda familiar, tienen que optar entre comer y comprar la medicación, porque ni remotamente le dan los números a la jubilación mínima, la que cobra el 64% del padrón, aunque se vaya a $10.410.

Cuando este mes los jubilados cobren el 11,8% de aumento en los haberes, por la aplicación de la movilidad corregida y disminuida, la gran mayoría que se encuentra en el mínimo seguramente no compartirá la estimación del gobierno de que se los resarce de lo que perdieron con la reforma parcial al sistema previsional de 2017.

De poco servirá el 10,8% que viene en junio y que cierra el 1er. semestre en 23,9%, cuando en la mitad del camino la inflación se lleva comida la mitad.

Derrochando optimismo, el administrador de ANSeS, Emilio Basavilbaso, recordó que ”vamos a tener 4 subas este año y esperamos que sea alrededor del 46%”.

Aún así, el IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal) previno que “jubilados, pensionados y beneficiarios de la AUH podrían tener en 2019 un nivel de poder adquisitivo menor que en 2018”, lo cual dependerá de lo que pase, en especial en el 2do semestre de este año con la inflación y los salarios, las dos variables de la fórmula, difíciles de pronosticar por la volatilidad la economía argentina.

Un estudio efectuado por Ismael Bermúdez, para Clarín, señala que ya el empalme con la anterior fórmula, de ajuste semestral, había “salteado” un trimestre, porque debía aplicarse en diciembre y recién se otorgó en marzo, con lo que en ese mes de 2018, en lugar del aumento semestral de julio-diciembre, estimado del 14,5% se aplicó la nueva fórmula de julio a septiembre de 2016, que arrojó un 5,71%

Hacia delante, en lugar de aplicarse con un desfase de 3 meses, el reajuste se efectiviza con un retraso de 6 meses que, en un escenario de inflación creciente, asegura una pérdida mensual continua.

Ya los datos oficiales marcaban que entre septiembre de 2017 –último mes que se aplicó la anterior fórmula- y enero de 2019 la inflación sumó el 61,2%. Estimando para febrero 4% y marzo 3,5%, en esos 18 meses ascendería al 73,5%.

En tanto, con el cobro de marzo, los haberes de los jubilados y beneficiarios sociales habrán aumentado en ese año y medio el 43,7%, 29,8 puntos menos, que representa una pérdida real del 17,2%. 

El haber mínimo subió de $7.246 a $10.410, cuando para mantener el mismo poder de compra de septiembre de 2017 debería haberse ido a $12.572.

La quita para un haber mínimo, en los 18 meses de nueva fórmula de movilidad acumula, actualizada, $22.000, equivalentes a haber dejado de cobrar 2 aguinaldos.

Pero la cuestión va más allá de comparar porcentajes macroeconómicos: los 4,5 ,millones que reciban $10.410 se encontrarán con una cuenta a pagar que, haciendo proyecciones de la que lleva la Defensoría de la Tercera Edad, a cargo del gerontólogo Eugenio Semino, le insumirá unos $6.700 en alimentos (muy distinto a los $13.800 al que se iría la canasta básica de alimentos ponderada por INdEC).  

Y ya los $2.700 que le quedan apenas le cubrirían el 78% ponderado para medicamentos, aun con los descuentos que quedaron en PAMI. Y de vivienda, servicios, higiene y limpieza, transporte y vestimenta, ni hablar. 

O sea, de acuerdo con la canasta de los jubilados que elabora la Defensoría, a las mínimas les estarían faltando cuando se perciba marzo con el ajuste $7.200 para llegar a la línea de subsistencia básica.

Según los casos, se hallan los pasivos que zanjan ese déficit gracias a la ayuda familiar y los que complementan ese ingreso con otros generados por trabajos autónomos o ahorros preexistentes.

En cualquiera de tales circunstancias, la jubilación funciona, llegada esa edad, como una arbitraria frontera entre la utilidad y el descarte, a lo cual agravaría una eventual dependencia de los hijos, cuando la seguridad social constituye una obligación del Estado, cual fuere su historia laboral. 

No es menor el tema, ya que la calidad de vida de los adultos mayores abarca al 15,4% de la población. Proyecciones de INdEC en 2018 cuantificaban en 6.838.533 a los habitantes que tienen de 60 años en más: 43% varones y 57% mujeres. 

Mientras la Administración Macri realiza un enfoque macroeconómico de la masa de dinero que significará para el consumo el aumento de los haberes en ciernes, el Centro de Jubilados y Pensionados ATE incorpora una cuota de realismo. Su presidenta, Juana Ávalos, prefirió advertir que, hoy día, "los adultos mayores o toman medicamentos o comen”. Dura disyuntiva.

Y puso como ejemplo que, generalmente, los jubilados consumen medicamentos para la presión, para la diabetes, diuréticos. Están muy caros, todos arriba de $500. Desde noviembre hasta ahora hubo aumentos de entre 30%, 40% y 50%".

Poderes adquisitivos en descenso

Un estudio efectuado por el Centro de Estudios de Política Argentina (CEPA) evidencia que los principales 50 remedios fueron incrementados 53,24% en 2018, lo cual supera al 47,6% del Índice de Precios al Consumidor que publica el INdEC pero mucho más el 28,5% en que se ajustaron los haberes jubilatorios.

En consecuencia, la caída del poder adquisitivo que tuvieron el año pasado, medida por inflación, fue del 19,1%, contra -12% para los trabajadores del sector privado formal y -20% para los informales. 

Pero en el caso de los pasivos, como el 43% de la canasta está compuesta por alimentos y bebidas (que en el año crecieron 51,2%) y medicamentos (53,24%), su costo de vida específico ascendió al 50%.

Por donde se las quiera medir, la jubilación ha sido una de las mayores perdedoras en la distribución del ingreso aplicado por el gobierno de Cambiemos: un lector de Ámbito Financiero comentó que con el haber mínimo de diciembre de 2015 hubiera podido comprar 74 kilos de milanesa, mientras que en febrero apenas le alcanzaba para 35 kilos, menos de la mitad.

En 3 años, asimismo, la jubilación perdió como en la guerra con los medicamentos: 143,63% contra 235%, que en el caso de algunos esenciales hasta superaron el 534%. 

La mínima actual es de $9.309 y en el 2015 la primera movilidad anual la había llevado a $3.821. 

De modo que, cuando el haber mínimo se fijó en $4.299, apenas cubría un 48% de la canasta jubilatoria que el mismo organismo estimó para entonces en $8.940.  

Otro golpe a los jubilados fue el que anuló la devolución del IVA sobre los pagos con tarjeta de débito a los que cobran el haber mínimo, a los beneficiarios de la AUH y personal de Casas Particulares, lo cual representa una pérdida adicional de casi el 3%. 

En la Ley de Presupuesto 2019 para “el reintegro del IVA a jubilados, pensionados y beneficiarios de asignaciones para protección social. Ley N°27.253” figuraba una partida de $3.141 millones que ya no recibirán.

Previamente, desde la Jefatura de Gabinete y con uno de los vices que tenía intereses en Farmacity, Mario Quintana, fuera del gobierno, su ladero de entonces, Gustavo Lopetegui, metió mano en la comercialización del PAMI para reducir los costos y celebró un nuevo convenio con 5 federaciones de farmacias y acuerdos individuales con 160 laboratorios, tanto nacionales como extranjeros.

A partir de ahí, "terminamos con la intermediación de la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos (Cilfa) y la Cámara Empresaria de Laboratorios Farmacéuticos (Cooperala), ya que firmamos convenio con cada laboratorio, sin terceros. En pocos meses, el beneficiario notará el ahorro porque, simplemente, habrá mucha más competencia", explicó Sergio Cassinotti, titular del PAMI, la obra social más grande de Latinoamérica.

En diciembre, los precios lo desmintieron, ya que los 50 principales medicamentos aumentaron 8,56% promedio. Si se toman los 10 que más aumentaron la media alcanza el 14,85%, con alzas de hasta 21,3%.

Lo peor fue lo que vino después, sin embargo. Con la modificación de la resolución N° 005 de PAMI fueron agregadas condiciones extremadamente extraordinarias para que los beneficiarios pudieran seguir accediendo al subsidio del 100% de cobertura en medicamentos, como: 

- tener ingresos inferiores a 1,5 haberes previsionales mínimos, 
- no estar afiliado a un sistema de medicina prepaga, 
- no ser propietario de más de un inmueble, 
- no poseer un vehículo de menos de 10 años de antigüedad, 
- no poseer aeronaves o embarcaciones de lujo.

Al quitar el PAMI y el Remediar, la limitación de la entrega gratuita de medicamentos puso en grave riesgo no solo la salud de las personas mayores, sino también la calidad de vida de aquellas que presentan patologías crónicas. 

Sin tratamiento oportuno se generan discapacidades y aumentan la fragilidad y la dependencia de las personas mayores, lo cual afecta la calidad de vida de quienes las padecen. 

Hay que ver que, pese a que las expectativas de vida han crecido en los últimos años, en 2009 (Informe de Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud de la Nación), el 44% de las defunciones de personas de 60 años y más correspondieron al aparato circulatorio, el 26% a tumores y el 21% a enfermedades del sistema respiratorio. Solo el 5,5% de las muertes fueron por causas de enfermedades infecciosas y parasitarias.

Esta situación es crítica si se consideran los muy relevantes aumentos para patologías específicas, de acuerdo con la investigación de CEPA. 

Por ejemplo:

- el medicamento para patologías cardiovasculares Acenocumarol (Sintrom), un anticoagulante necesario para evitar Accidentes Cerebro Vasculares (ACV) en personas que padecen arritmias cardiacas, se incrementó en un 534,42%,
- el medicamento para Patologías Respiratorias, fluticasona+salmeterol (Seretide) aumentó 302,07%, y su valor actual es de $1.805,06, 
- hubo un fuerte incremento en el costo de los tratamientos para personas asmáticas o con Enfermedades Obstructivas Crónicas (EPOC) que representan el 13% de las defunciones por enfermedades respiratorias,
- el medicamento para Patologías Osteoarticulares, Etoricoxib (Arcoxia), un fármaco antiinflamatorio no esteroideo que se utiliza para el dolor crónico de patologías osteoarticulares como artrosis y artritis reumatoidea, subió el 284,95%.

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